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Arcadi Espada

“Internet hace que la vigilancia a los guardianes sea cada vez más intensa”

  • La Asociación de la Prensa reúne, a partir de las 20.30 y dentro de sus encuentros A la fresquita, a distintos profesionales de los medios para disertar acerca de la autocrítica en el periodismo

Periodismo y autocrítica protagonizan la cita A la fresquita organizada esta tarde en el claustro de San Francisco por la APC y Cajasol. A la sombra de esta convocatoria acudirán diversos profesionales cuya labor está relacionada con la deontología periodística, entre ellos, el profesor y colaborador de El Mundo Arcadi Espada.

—¿Se hace necesaria la autocrítica en la profesión más allá de los recursos legales?

—Sorprende que la autocrítica tenga tan mala prensa en periodismo cuando se supone algo consustancial a cualquier profesión. Y parece que el periodismo, al hacerlo,  ha de enfrentarse a un sacrificio hórrido, pagano. Cuando es una actividad natural, necesaria y evidente en lo que uno hace. La persona que no ejerza autoreflexión sobre su trabajo difícilmente pondrá hacerlo bien.

—Bien entendido, el periodismo se ve como un agente de salvaguarda y denuncia, ¿los vigilantes tienden a creer que nadie mira?

—Cada vez menos, porque la gran revolución que Internet ha supuesto para la cultura y el periodismo tiene como una de sus consecuencias que la vigilancia a los guardianes  es cada vez más intensa.

—Internet y sus muchas posibilidades de voz,  ¿dan autoridad o se la quitan al periodista?

—Yo creo que el problema que hay con las voces es que todo el mundo habla y pocos escuchan. En cualquier caso, el periodista, respecto a la autoridad, tendrá que lidiar con un argumento nuevo: no le valdrá la autoridad que le confiere el título sino que tendrá que justificarse  por la coherencia, la veracidad y la razón de lo que explica.

—Su blog, ‘El Mundo’, desde dentro... ¿le sirve  al periódico para curarse en salud?

— Ah, eso no lo sé. Pero es muy curiosa esa pregunta... si alguien hace algo que pone en discusión el discurso general del medio, se dice “Usted es la coartada que El Mundo utiliza para seguir haciéndolo mal”... En fin, creo que este blog es una iniciativa sin demasiados precedentes en la prensa. Y pienso que es extraordinario que hayan aceptado esa oferta que yo hice hace tiempo,  ya que da la posibilidad de realizar un ejercicio muy interesante. Ahora, lo que no va a hacer un periódico es hacer caso a lo que un señor como yo pueda decir.

—Sus “Buenos días” recuerdan al “Buenas noches y buena suerte”.—Bueno, desde que Zapatero utiliza esa expresión con militantes, españoles y –supongo– con sus hijas, ha perdido mucho. Tal vez sea el momento de abandonarla... Es cierto que hay algo que me gusta hacer y es crear anclajes, aunque sea mediante algo tan simple como el sonsonete.

—La esencia del periodismo, afirma, no es otra que contar hechos. Ocurre que a la gente –y a los propios periodistas, que también son gente– lo que le gusta son las historias.

—No creo que sean incompatibles.  Los hechos pueden ser narrados con historias magníficas y atractivas. Uno de los problemas del periodismo es que ha pensando que con la verdad basta. Y  la verdad es importante para el trabajo, pero también lo es narrarla de manera eficaz.De hecho, creo que esto último es fundamental.

—Los primeros responsables de la pérdida de criterio o del “todo vale” en lo que se publica son siempre los profesionales. Pero se olvida siempre a los lectores. Creo que lo peor puede ser que al lector le dé igual qué leer. O si leerlo o no.

—Del lector no puedo hablar en tanto escritor pero sí puedo hablar como el lector que soy. Y en este caso, uno sabe que sólo hay que plantearse hacer bien su trabajo, con  independencia absoluta de lo que el lector piense. El lector tiene un estatus que no es el del escritor y eso lo entiende sólo el que está a uno y otro lado.

—Es uno de los firmantes del Manifiesto por una Lengua Común. Es curioso cómo la lengua es uno de los temas más politizables...

—A la lengua le pasa como al tiempo o al fútbol: todos se creen con autorización intelectual y moral para hablar de ella. El discurso de las lenguas es un discurso que mueve bastante dinero, bastante prestigio. Pero las lenguas pueden ser una desgracia para la humanidad.   Lo mejor sería que existiera una sola lengua, que nos la implantaran con un chip cerebral, y en la que estuviera escrito todo el saber de la Humanidad. Todo esto indigna mucho a los que viven de ella pero, desde el punto de vista intelectual, no tiene ninguna objeción posible.

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