Cultura

Dolores Barroso sorprende con un pregón del toreo jerezano íntimo y familiar

  • Lejos de las formas estéticas usuales en este tipo de actos, se basó en sus recuerdos y en los valores morales de la fiesta

La XXIII edición del Pregón del Toreo de Jerez, organizada por la Tertulia Taurina "Los 13" fue un nuevo éxito y llenó, en la noche del viernes, el claustro de las Bodegas Beam Global de un público que rubricó con aplausos el íntimo pregón de la aficionada María Dolores Barroso Vázquez, a la vez doctora en Historia del Arte y delegada de Cultura y Fiestas en el consistorio jerezano.

Pero la pregonera no hizo uso de estas dignidades para armar su pregón, sino de su condición de miembro de una familia de toreros, los Barroso, como hija del picador Alfonso Barroso -una figura histórica de los que calzan de gamuza- y hermana de José Antonio Barroso, a la vez picador de José María Manzanares. Porque fue un pregón de vivencias y enseñanzas familiares, de pitón a rabo, hasta tal punto que la presentación de la pregonera correspondió a su propio hermano, que cumplió de modo tan entrañable como azorado su cometido, que aunque volcarse en un morrillo es tarea que requiere nervio templado, algo intimida también enfrentarse a un folio en blanco o ante un público como el que llenaba el claustro, en el que por cierto hubo un buen número de personas que se quedaron en pie, prueba de que la figura de la pregonera había despertado gran interés.

Ese nervio ante el público también lo sufrió, según sus palabras la propia pregonera, que partió de un arranque de modestia en su intervención, y sin embargo remató un pregón diferente y que basó en recuerdos familiares y en los valores morales y principios de conducta del planeta del toro que había aprendido en el roce con su taurina familia.

Apoyada como punto de partida en el inicio de "Sangre y arena" de Blasco Ibáñez, fue lo único que no fue de su propia minerva, junto a una crónica sobre la legendaria actuación de su padre en 1968 en la plaza de Jerez y las "Chuflillas al Niño de la Palma" de Alberti, que fueron el colofón del pregón.

Barroso defendió a la fiesta y sus valores morales -por cierto que no le vendría mal un rearme moral al planeta del toro y en un pregón que definió como los recuerdos de una niña que crece en una familia taurina, dijo que el mundo taurino no era machista, sino de las mujeres y para las mujeres. Con esos principios en su familia crecieron ocho hermanos "hombres y mujeres de bien" en tres escenarios: en casa, en "La Peñuela" evocando a su abuelo y los recios aromas del mundo del caballo, y en la plaza de Jerez, otra plaza diferente de la de hoy, más cuidada entonces.

Como es ya tradición, el acto estuvo acompañado por los clásicos pasodobles de la Banda Municipal de Música de Jerez, interviniendo en nombre de "Los 13" Elena Aguilar, quien había "comprometido" a Dolores Barroso para pronunciar el pregón.

Y un compromiso para finalizar: dijo la pregonera que el futuro de la fiesta está en nuestras manos: ella desde luego que ha cumplido este año insistiendo a la empresa por la corrida del domingo de feria y por la recuperación de la corrida concurso de ganaderías en las fiestas de Otoño, y con este pregón: íntimo, diferente, sin barroquismos y muy cercano.

Testigo privilegiado, en primera fila, Alfonso Barroso, y con no poco y legítimo orgullo.

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