Crítica de música

Barroco obligado, estética del XVIII

Javier Núñez (izquierda) y Fahmi Alqhai, durante el concierto.

Javier Núñez (izquierda) y Fahmi Alqhai, durante el concierto. / jesús marín

Aunque inicialmente el concierto tuvo que suspenderse el pasado lunes 9 de abril, que es para cuando estaba programado, se pudo llevar a cabo finalmente el pasado lunes 16, una vez recuperado de su dolencia pasajera Fahmi Alqhai.

Alqhai, de sobra conocido en muchos de los escenarios gaditanos, comenzó el programa interpretando a Johann Sebastian Bach, y de la misma manera lo acabó. Fue una noche de inmersión en la música del gran maestro y compositor alemán, es decir en las honduras musicales del máximo exponente del Barroco, aunque con la particularidad de oírla bajo el timbre de la viola da gamba, un instrumento que Fahmi domina como pocos en Andalucía.

Sin abandonar el barroco, Alqhai y Núñez también interpretaron una sonata en Mi menor para viola da gamba y continuo de Carl Friedrich Abel, compositor e intérprete alemán, de viola da gamba, que recibió clases de Bach y que se hizo famoso, posteriormente, interpretando obras a dúo con uno de los hijos de aquel.

El concierto, se inició con la sonata en Re menor BWV 1028 para viola da gamba y clave, que Fahmi interpretó con pulcritud, aunque sonó un poco fría en su primer movimiento, tal vez debido a la acústica del teatro, que dispensa a este tipo de instrumentos una cierta 'sequedad' de sonido, que en ocasiones descompensa un poco el equilibrio sonoro de los mismos.

A esta sonata, siguió la de Abel, para dar paso posteriormente a la Fantasía cromática y Fuga en Re menor BWV 93 de Bach, interpretada solo por Núñez al clave.

Lo mejor de la noche, a mi modo de ver, vino con la interpretación de la Sonata en Sol menor BWV 1029 de Bach para viola da gamba y clave, donde Fahmi Alqhai y Javier Núñez consiguieron transportarnos al más auténtico Bach, en todos los sentidos: tanto en la significación de la obra como en la excelente interpretación clásica del barroco alemán.

Ante la insistencia del público asistente, hubo propina: el 'andante' de la Sonata para flauta y continuo en Re menor BWV 1034 de Bach, en una transcripción para clave y viola da gamba.

Un concierto serio, de Barroco obligado, donde vimos a un Fahmi Alqhai virtuoso, muy diferente del de otros formatos más experimentales a los que también nos tiene acostumbrados, cuando une música del Renacimiento español con el flamenco, o cuando hace música de cámara con su Accademia del Piaccere.

Tal vez un concierto como este, por sus características, también hubiera quedado bien en otro tipo de escenario, más barroco, de los que hay varios y muy buenos en Cádiz. Porque, a veces, la estética (y su acústica) es importante. Y no es que me queje, ya que en mi opinión el no haber perdido el Festival Manuel de Falla en sí ya es un éxito. Tan solo sugiero otras posibilidades estéticas, que las hay.

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