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Cultura

La sublime imagen de la Bahía de Cádiz en que se deleita Hernán Cortés

  • El pintor presentó en el ECCO una serigrafía que concibe como aperitivo de una exposición futura

Cádiz, venerada, contemplada y representada de mil formas, tiene una imagen idílica para Hernán Cortés. El pintor del alma, retratista de la perfección, se ha detenido ante los múltiples compromisos retratísticos que llaman a su estudio de Madrid para pintar Cádiz. Su ciudad natal, a la que siempre regresa en su obra, y con la que de alguna forma se contagia todo cuanto crea. Pinte Cádiz o no.

Ahora, desde la madurez del que lleva "más de dos obras" a sus espaldas -decía con humor el gaditano- ha vuelto a representarla desde la perspectiva de uno de los espacios que tantas veces ha recorrido. "Desde encima del mar, desde el Puente Carranza, que tanto he paseado, aunque ahora no está permitido", hasta atrapar una de las vistas "más bellas" de su ciudad natal. De la Bahía y la zona franca. Un aperitivo de la serie que pretende abarcar para una futura exposición sobre la ciudad.

Bahía de Cádiz es el título de la serigrafía original que ayer presentó en el Espacio de Creación Contemporánea de Cádiz (ECCO), acompañado de la alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez, el concejal de Cultura, Antonio Castillo, el crítico de arte del Grupo Joly, Bernardo Palomo, y los promotores de este proyecto, Pepe Herrera, de Lucasgraphic -responsable de la mimada edición- y Rafael Benot, en cuya galería se distribuirá la obra.

Se trata de una edición exclusiva de 90 piezas de 30x30 numeradas y firmadas por el autor, que han sido impresas en papel canson sobre madera y que se presenta en un estuche. Una pieza cuyo mayor mérito es, según su artífice, "la sencillez, naturalidad y cordialidad" que desprenden, inundada en la atmósfera de luminosidad de un día nublado cualquiera en Cádiz, que atrapa su mirada desde "los paseos que daba con mi padre por la playa" en su infancia. Una luz cegadora, "abrumadora en días despejados", con la que creó las bases de su concepción pictórica, reconoció.

Decía ayer Hernán Cortés que rápidamente se prestó a este proyecto, tras la propuesta formulada por Pepe Herrera y Rafael Benot, a fin de hacer su obra más accesible al público en general. "Logramos engañarlo -bromeaba el editor- para hacer un trabajo con la sencillez y el rigor temático que la obra merece", decía Herrera. Una serie, decía, "con su propio carácter".

El crítico de arte Bernardo Palomo, por su parte, ensalzó la labor contemplativa y de captación del artista, que ilustró desde la anécdota vivida en el British Museum con Fernando Bellver, donde Cortés estuvo mirando durante horas la misma pieza. Una introducción que valió para valorar el "sabio juego pictórico de un artista que está acostumbrado a mirar eternamente". Y que ahora mira de frente a la Bahía de Cádiz, en esta atractiva y codiciada faceta como pintor de paisajes de su tierra natal, con la que Hernán Cortés volvió ayer a comprometerse, de cara a una futura exposición que tiene en proyecto.

Y es que fue en los rincones de la ciudad donde se entrenó duro en los albores de su trayectoria, aseveró, "donde empecé a defenderme con el color", y "a la que ahora pretendo volver con esta serie de paisajes". Una exposición que ha ido aplazando por los compromisos en su trabajo como retratista, y que también le reclamó Teófila Martínez, quien le animó a que fuera pensando en el momento y lugar, tras agradecerles sus últimos trabajos en Cádiz. Recientemente el artista expuso en la ciudad sus retratos sobre altos dirigentes del Gobierno y del Senado en el Museo Provincial de Cádiz.

En su intervención, Hernán Cortés acabó desmintiendo el dicho de que "nadie es profeta en su tierra, porque realmente es conmovedor el cariño y la simpatía que siempre despierta en Cádiz todo lo que hago", dijo, el siempre agradecido y amable pintor del alma.

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