Cultura

Aramburu

  • Técnicos municipales y expertos en arte seleccionan las obras de la familia que se expondrán en la sala del Reina Sofía

El valioso patrimonio artístico que la familia Aramburu Picardo ha donado a la ciudad de Cádiz está cada vez más cerca de exponerse en la última planta del Centro Reina Sofía. El fallecimiento, el pasado sábado 13, de Álvaro de Aramburu Picardo impedirá que pueda contemplar la sala que con el nombre de la familia se habilitará en las dependencias del antiguo Gobierno Militar de la capital gaditana. Pero su deseo, y el de sus hermanas Micaela y María Luisa, también fallecidas, se hará realidad en breve: las obras que han acompañado la vida diaria en la casa palacio de San Antonio podrán ser vistas por todos los gaditanos. El proceso de selección de los más de 160 cuadros donados por los Aramburu se encuentra en su última fase, según afirmó a este periódico el concejal de Cultura del Ayuntamiento de Cádiz, Antonio Castillo, que no se atreve a anunciar la fecha de apertura pero que es contundente al hablar de lo que para él y su equipo representa el proyecto: "Es una prioridad".

La intención de la familia Aramburu de donar a la ciudad de Cádiz una parte de su patrimonio pictórico se conoció públicamente durante el verano de 2008, cuando al Ayuntamiento se le ofreció una primera colección de 86 obras entre grabados, retratos, miniaturas al óleo, escenas campestres, religiosas o pinturas costumbristas. Fue entonces la propia alcaldesa, Teófila Martínez, quien agradeció la donación del legado y confirmó que una sala del Reina Sofía llevaría el nombre de la familia Aramburu.

Pero, como recuerda Antonio Castillo, aquella primera donación "se enriqueció" meses más tarde con una nueva colección de obras de arte que hizo ascender el número total de cuadros hasta 161. Pinturas de todos los tamaños y temáticas, incluso con retratos de la propia familia Aramburu, que obligó a los técnicos de Cultura Juan Ramón Ramírez -responsable de los museos municipales- y Fernando Osuna a abrir un proceso de selección, con el asesoramiento artístico del profesor Fernando Pérez Mulet, para escoger las obras que se expondrán en la sala.

Castillo explica que ese aumento de la donación retrasó la intención municipal de abrir pronto la sala del Reina Sofía. Incluso en los próximos días habrá que trasladar al centro de arte gaditano los últimos cuadros de la colección donada, obras que han permanecido colgadas en la casa de Álvaro de Aramburu hasta su muerte, con la intención de que el último superviviente de la familia no sintiera que le estaban desmantelando la casa. Y eso, afirma el concejal, pese a que él había insistido en alguna ocasión en que se podían llevar las obras que hasta ahora han servido para decorar durante décadas las habitaciones más utilizadas del edificio, un palacete ecléctico acabado por el arquitecto que terminó el Teatro Falla, Juan Cabrera Latorre

Entre los cuadros que se podrán contemplar en el Reina Sofía se encuentran pinturas de Abarzuza, Godoy, Prieto o Ruiz de Sarabia, con una temática muy diversa.

Y entre tanta obra pictórica, una pequeña joya que ocupará un lugar importante en la sala: una escribanía de plata con motivos militares y mucha historia que se piensa instalar en un mueble de época de gran tamaño que se situará en el centro de la sala.

Otras donaciones de la familia Aramburu a la ciudad fueron un plano del Cádiz del siglo XVIII, al Museo de las Cortes, y el retrato que Zuloaga pintó de Micaela Aramburu, que se encuentra desde hace siete años en el Museo Provincial.

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