Cultura

Albandoz vuelve al humor con 'La cultura para el que la digiera'

  • La novela, publicada por Quorum Editores, se presentará el próximo 16 de mayo en la Feria del Libro de Cádiz

Para su último título, La cultura para el que la digiera, el periodista y escritor Miguel Albandoz partió de "esa premisa de que existen diferentes niveles de cultura: por un lado, una cultura de masas a la que todo el mundo puede acceder; y por otro, una cultura de verdad, a la que sólo unos pocos tienen el privilegio de acceder, o de entender. Me planteé la posibilidad de qué sucedería si, digamos, alguien que no tuviera el aparato digestivo adecuado para paladear esa cultura superior se viera inmerso, de repente, en esos escenarios..."

No es extraña la sensación de que, muchas veces, lo que se nos está vendiendo como arte, o como cultura, no es más que una tomadura de pelo. Quizá en ningún otro campo sea esto tan común como en el arte abstracto, donde lo que a uno puede conmover, a otros deja -cuanto menos-, indiferentes: "Creo que todos nos hemos visto en ese momento -se explica Albandoz- en el que, ante cuarenta y cinco segundos contemplando un cuadro de arte moderno, se dice: ¿Qué es lo que estoy mirando? ¿Me están tomando el pelo?".

Desde la época de la crisis de los tulipanes, han abundado las burbujas. Y el mundo de la cultura no ha sido ajeno: "De repente, un entendido dice que algo es bueno, y el valor de ese algo sube. No importa la especialidad de la que estemos hablando, pero hay algunas que sufren esto más que otras: las artes plásticas, literatura (muy especialmente, la poesía) y la gastronomía. Pobre de aquel al que se le ocurra hoy día hacer una tortilla de patatas normal. Pero ocurre que lo mismo ese supuesto especialista es también víctima de la 'burbuja'... ¡yo qué se! La verdad es que soy incapaz de decirlo. Por eso, ante las cosas que no entiendo, o no me considero capaz de entender, recurro al humor".

"De lo que sí estoy seguro es de que cuando alguien consigue dar forma a lo que consideramos una obra maestra -prosigue-, mientras la está haciendo, lo único que tiene claro es que está haciendo lo que cree que está bien, lo que tiene ganas de hacer, lo que necesita hacer. Si empieza bajo la premisa de 'Voy a hacer una genialidad', ya no está haciendo nada más que darle culto al ego. El arte y la creación cultural no deben empezar por ahí".

La cultura para el que la digiera muestra la querencia por el humor de Miguel Albandoz, tras su anterior novela, Tengo ganas de morirme para ver qué cara pongo: "Por un lado, a veces me siento incapaz de abarcar una obra completa, seria y transcendente -declara Albandoz-. Por otro, tampoco me gustaría hacer una obra completa, seria y transcendente: prefiero reírme y hacer reír. Para mí, un día sin risa es un día perdido, me divierte buscarle el punto de humor a todo".

"Por otra parte -continúa el escritor-, tal vez haya gente que no comparta lo que pienso de las cosas, o yo no sepa exponerlas en un discurso normal... Pero al contarlo a través del humor, y en una historia, sé que puedo hacerme entender y hacer llegar ese mensaje a más gente".

Por supuesto, el papanatismo no es propio solamente del mundo cultural. "Hay otro mundo que me toca muy de cerca y que no me extrañaría terminara en otra novela -comenta-. El periodismo de los últimos años, por ejemplo, está siendo un gran campo de papanatismo. Yo lo he visto en televisión sobre todo, cómo va degenerando... Da mucho de qué hablar".

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