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El 'Tony Blair' de los conservadores

  • El candidato ha logrado modificar la anquilosada imagen de su partido hasta convertirlo en una formación moderna

"Change" (cambio) es la palabra favorita de David Cameron. El líder conservador quiere someter al Reino Unido a una transformación integral. Quiere que la sociedad experimente un cambio, que todo se renueve y sea mejor que durante los 13 años de gobiernos laboristas. Una aspiración que Cameron ya ha llevado a la práctica en el seno de su partido.

Durante mucho tiempo, los tories no pudieron siquiera aspirar a decidir de nuevo el destino del Reino Unido. Aún estaban demasiado frescos los recuerdos de los duros años que vivió el país bajo la primera ministra conservadora Margaret Thatcher, en la década de los 80, y de los drásticos recortes sociales impuestos por la Dama de Hierro. El último primer ministro tory, John Mayor, nunca pudo deshacerse de su imagen de persona gris. Para muchos británicos, tory era sinónimo de anticuado y cursi.

Nada que ver con la juventud y frescura del rival laborista Tony Blair, quien recuperó el poder para su partido con una aplastante victoria en 1997. Cameron no tiene reparo en reconocer que para él Blair es un ejemplo, lo que le ha valido el mote de "el Blair de los tories". Y si bien muchos viejos veteranos tories lo ven con ojos críticos, Cameron ha conseguido cambiar la imagen de su partido y, al mismo tiempo, la suya propia.

La biografía de Cameron es una historia de éxito, pero demasiado fácil, en opinión de muchos. Su padre fue un acaudalado corredor de bolsa, su madre nació en el seno de una familia de diputados tories. Cameron estudió en el renombrado internado elitista de Eton. Sus estudios en la Universidad de Oxford los terminó con la nota de sobresaliente. "Fue uno de mis estudiantes más talentosos", comentó un profesor sobre el futuro líder conservador.

Cameron, de 43 años, está casado con la hijastra de un lord. Durante varios años trabajó como jefe de relaciones públicas. Sus principales aficiones son la equitación y el tenis. Su carrera política fue una trayectoria rectilínea hacia la cima del poder. En 2005 se convirtió en líder de los conservadores sólo cuatro años después de haber sido elegido por primera vez diputado.

Sin embargo, es justamente esta imagen de un político de carrera demasiado perfecto la que no va muy bien con Cameron. Para liberarse de ella, se reinventó a sí mismo, como un padre de familia moderno al que le gusta chatear en internet mientras está preparando la comida para sus hijos.

Y su atractivo mediático le ha beneficiado: con sus apariciones elocuentes, con aire juvenil, en el Parlamento y en la televisión ha dejado una buena impresión. Cameron se convirtió en el símbolo del nuevo líder conservador y en la promesa de su partido.

Al principio, el pueblo británico veía con escepticismo a este "joven arrogante", pero durante la crisis económica se fue convirtiendo para muchas personas en una auténtica alternativa. Durante el proceso de transformación de su imagen personal, Cameron arrastró con éxito a los tories y modernizó el partido con una voluntad férrea.

El nuevo líder conservador incorporó a las listas de candidatos a un mayor número de mujeres, miembros de minorías étnicas y homosexuales "salidos del armario", y mostró su interés por asuntos modernos como el cambio climático, la política en relación con las familias y la lucha contra la pobreza. "Si usted vota por los conservadores, sabe que va a tener un gobierno nuevo y fresco con un equipo nuevo", instistía una y otra vez durante la campaña electoral.

La campaña de Cameron ha estado marcada especialmente por su imagen como joven y dinámico padre de familia. Su esposa Samantha le apoyó durante los mítines electorales. El hecho de que esté embarazada también le ha favorecido. Cuando Cameron sale en defensa del sistema nacional de salud, el NHS, no olvida recordar a su hijo gravemente minusválido, que murió en 2009 a la edad de seis años.

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