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La Policía italiana se emplea a fondo en la "caza de los cíngaros"

  • Las fuerzas de seguridad asaltan de madrugada el mayor campamento nómada de Roma y detiene a 50 inmigrantes

No solamente arden en Nápoles las montañas de basura malolientes, quemadas por la noche por ciudadanos hartos de la inmundicia acumulada. Las llamas llegan hasta las barracas de las afueras de la ciudad donde se alojan de forma improvisada los gitanos.

Los ciudadanos dieron rienda suelta a su indignación después de que una adolescente gitana de 16 años tratara supuestamente de robar un bebé. En Roma, mientras tanto, la policía asaltó de madrugada el mayor campamento nómada de la capital y detuvo a 50 extranjeros sin papeles, además de incautarse de vehículos no registrados.

Los medios italianos hablan de caccia agli zingari, la caza de los cíngaros. De los aproximadamente 160.000 gitanos en Italia, la mayoría no tiene la nacionalidad italiana, incluso aunque lleven décadas viviendo allí.

En los últimos años aumentó el número de gitanos procedentes de Rumania a unos 60.000. Sus asentamientos en los suburbios de las grandes ciudades, bajo puentes y junto a las vías del tren, aumentaron de forma desaforada, junto con informaciones dramáticas sobre asesinatos, violaciones, prostitución y drogas.

Milán tendrá un comisario especial para los gitanos tras las protestas de los ciudadanos contra los campos, y lo mismo ocurrirá en Roma, donde el nuevo alcalde postfascista, Gianni Alemanno, ganó a la izquierda con promesas relacionadas con la seguridad ciudadana.

La política nacional se arma contra la inmigración ilegal tras la victoria del sector conservador en torno al presidente, Silvio Berlusconi. El ministro del Interior, Roberto Maroni, de la xenófoba Liga Norte, elaboró un plan de cinco puntos para lograr más seguridad y frenar así inmigración ilegal.

Napolitanos fuera de sí tomaron la "justicia" por sus manos y atacaron el asentamiento gitano de Ponticelli, cerca de Nápoles, con cócteles molotov y piedras, obligando a sus habitantes a levantar sus campamentos de chapa bajo protección policial.

Mientras que la ONU habla preocupada de una "situación balcánica" en Nápoles, el periódico de Berlusconi Il Giornale enumera todos los delitos atribuidos a los gitanos.

No sorprende por tanto que el ministro Maroni pidiera ayer mismo un encuentro con su homólogo rumanao, Cristian David.

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