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Cambio en estados unidos La modificación en las normas de etiqueta, primer signo de la nueva 'revolución'

La Casa Blanca se afloja la corbata

  • El nuevo presidente ha alterado sustancialmente, en los apenas 10 días que lleva en el cargo, algunas de las rígidas pautas de comportamiento que había establecido su antecesor, George W. Bush

Apenas lleva diez días en la Casa Blanca, pero al presidente Barack Obama le ha dado tiempo ya no sólo a cambiar algunas de las políticas más controvertidas de George W. Bush, sino a cambiar también uno de los aspectos menos conocidos de su predecesor: su estricto régimen protocolario en la residencia presidencial.

Algunos lo llaman "el toque Obama", otros hablan de un "presidente informal" y varios mencionan un "choque cultural", pero la mayoría se limita a esbozar una media sonrisa y observar con una mezcla de curiosidad y comprensión cómo un hombre de 47 años se muda a la Casa Blanca y toma el lugar de uno de 62.

Los cambios son numerosos, empezando por la etiqueta para vestir. En su primer día como presidente, su entorno distribuyó unas fotos de Obama y sus asesores en el Despacho Oval que escandalizaron a los puristas del protocolo. El presidente, su vicepresidente, Joe Biden, y el jefe de Gabinete, Rahm Emanuel, dialogaban animadamente sin llevar puestas las chaquetas de sus trajes.

La imagen era impensable en la Administración Bush, que requería traje completo y corbata a todas horas en su presencia. Ésta, por otra parte, tenía también otra explicación: lo primero que hizo Obama al llegar a su nueva oficina fue subir la temperatura del aire acondicionado en todo el edificio. "Es de Hawai, ¿de acuerdo?", aseguró David Axelrod en The New York Times. "Le gusta el calor. Se podrían criar orquídeas ahí", bromeó su principal asesor, que ocupa el despacho contiguo al del presidente.

El mismo rotativo explica además que Obama ya emitió una orden autorizando a los empleados de la Casa Blanca a acudir vestidos "informalmente" los fines de semana. El primer sábado algunos incluso se presentaron con pantalones vaqueros, algo impensable con Bush.

Dan Bartlett relata cómo un sábado, vestido con pantalones informales y sin corbata, Bush lo convocó "muy enfadado" al despacho presidencial. "Tuve que quedarme en la puerta y ser machacado durante unos 15 minutos. Ni siquiera me dejó cruzar el umbral", aseguró.

El nuevo estilo también afecta a los horarios. Obama se presenta en el Despacho Oval poco antes de las nueve de la mañana, después de haber trabajado en el gimnasio y haber desayunado con sus hijas, Malia y Sasha, de diez y siete años. El ya ex presidente Bush solía empezar a trabajar, o al menos se pasaba por el despacho, dos horas antes.

Por la noche, Bush se acostaba a las 22.00, una hora a la que Obama aún está trabajando, incluso después de cenar. Y los Obama parece que recuperarán las diversiones nocturnas, que vivieron su esplendor en la Casa Blanca con las fiestas organizadas por Jacqueline Kennedy hace casi cinco décadas. La pasada semana hubo un aperitivo de lo que está por llegar, cuando el presidente invitó a un selecto grupo de congresistas a un cocktail.

La puntualidad tampoco es ya el fin y el principio de todo. Bush no sólo empezaba, sino que también terminaba las reuniones a la hora fijada. "Con Obama se sabe cuándo se empieza, pero no cuándo se acaba", como comprobaron los republicanos con los que se encontró el martes en el Capitolio. "¿Qué se le puede decir? Es el presidente", afirmó resignado el congresista republicano Eric Cantor.

Los cambios están dando mucho juego a los comediantes, que ven la oportunidad de parodiar a dos presidentes de un solo golpe. "Nuestra vieja y estirada Casa Blanca se ha convertido en una pujante cabaña hawaiana del tercer mundo donde todos visten camisas de flores y dan vueltas fumando marihuana", escribió la web satírica Wonkette.com.

El toque de Obama también se manifiesta literalmente, porque al nuevo presidente le gusta hablar y mandar con las manos. Casi siempre que estrecha la mano de alguien continúa con un medio abrazo y un par de palmadas en la espalda en señal de cercanía. "Las personas establecemos canales empáticos de comunicación a través del tacto. La gente muy buena socialmente toca a menudo el hombro y el brazo. Si uno toca a la gente, es percibido como más amistoso", explica en el diario Politico Joe Navarro, un ex agente federal especializado en la comunicación no verbal.

Mientras Bush con frecuencia parecía no saber qué hacer con las manos en público, Obama las utiliza muy a menudo. El presidente realizó recientemente una visita informal a la sala de prensa de la Casa Blanca, y cuando un periodista intentó lanzarle una pregunta Obama lo cortó y dejó claro que no era momento de hacer negocios. Pero al posar al mismo tiempo la mano en su hombro también le dejó claro que no lo consideraba una falta grave.

En otra ocasión, el vicepresidente Joe Biden se burló del error que cometió el presidente del Tribunal Supremo, John G. Roberts, en el momento de tomar juramento a Obama. El presidente le tocó levemente la espalda en un gesto que fue inmediatamente entendido como desaprobatorio por todos, Biden el primero. El vicepresidente no volvió a levantar la cabeza en todo el acto.

Los cambios de estilo son evidentes, pero parece que la revolución en la Casa Blanca apenas acaba de comenzar. Según relató un almirante retirado que estuvo con Obama en el Despacho Oval, en un momento de la importante reunión el presidente miró alrededor y vio todos los platos decorativos que George Bush dejó como recuerdo en las paredes de la habitación y musitó: "Tengo que hacer algo con estos platos".

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