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Cameron-Clegg: el dúo que gobernará el Reino Unido

  • Aunque hasta ahora no les unían demasiadas cosas, en las respectivas biografías de los mandatarios de 43 años hay muchas similitudes por descubrir.

Ambos son jóvenes, hicieron una carrera meteórica e incluso se parecen físicamente un poco: el primer ministro británico, David Cameron, y su viceprimer ministro, Nick Clegg, forman el nuevo dúo que gobernará el Reino Unido.

Aunque hasta ahora no les unían demasiadas cosas, el conservador Cameron y su socio liberal demócrata Clegg se han unido políticamente. Pero en las respectivas biografías de los mandatarios de 43 años hay muchas similitudes por descubrir. Esto alimenta la esperanza de los británicos de que ambos se puedan entender bien y trabajen en equipo.

"Nick Clegg y yo somos dos líderes políticos que hemos dejado al margen las diferencias entre nuestros partidos y queremos trabajar duro para todos y por el interés nacional", afirmó Cameron en su primer discurso como primer ministro el martes por la tarde. Clegg, sin embargo, fue un poco más comedido: "Naturalmente habrá problemas y contratiempos".

Pero el rol que vaya a jugar exactamente Clegg en el dúo no está para nada claro. El cargo de viceprimer ministro no es un puesto fijo en el gobierno británico. El primer ministro puede decidir por su cuenta si se otorga o no y, normalmente, es un honor especial para aquellos que reciben el cargo.

El primer día de trabajo Cameron recibió a Clegg en la puerta del número 10 de Downing Street, en lo que casi parecía más un encuentro de negocios, debido al aspecto de ambos: dos hombres jóvenes con un pulcro corte de pelo y trajes perfectos, que se daban la mano. Precisamente esa imagen de los dos líderes dada por los medios, un tanto pálidos, algo descarados y como políticos en exceso arribistas, es la que ambos deben aún quitarse de encima. Pese la cercanía a la gente que ellos se atribuyen, ninguno proviene de una vida modesta. Ambos fueron a escuelas de elite: Clegg estudió en Cambridge y Cameron en Oxford. El padre de Clegg era banquero y su madre, una aristócrata rusa; y Cameron tiene que oír regularmente de sus oponentes que al ser el hijo de un pudiente corredor de bolsa no conoce el auténtico país.

Al contrario que el moralista Cameron, Clegg se da con gusto una pátina moderna, con algo de osadía, al decir con franqueza cosas como que antes de casarse se había acostado "con no menos de 30 mujeres", y además, en contraposición al conservador, tiene mucha más experiencia internacional, ha trabajado largo tiempo en Bruselas y habla varios idiomas. A Cameron, por el contrario, le encanta presentarse como un hombre de familia y con raíces. En casi todas sus intervenciones políticas durante la campaña electoral ha tenido palabras cariñosas para su esposa embarazada, Samantha, con la que tiene dos niños pequeños. Otro hijo suyo, con minusvalía, murió el año pasado. Sin embargo, la mujer y los hijos de Clegg están en segundo plano. Está casado con la española Miriam González Durántez, una abogada de éxito con la que tiene tres niños. Incluso, él llegó a pedirse el permiso de paternidad, mientras que su mujer reconoció preferir alejarse del rol de la esposa formal del político.

Políticamente, tanto a Clegg como a Cameron les ha ido de forma similar. Los dos ascendieron en pocos años de simples cargos de diputados a jefes de sus respectivos partidos. Sin embargo, Clegg podría haber escogido una vía diferente y haberse acercado antes a su nuevo socio, puesto que durante su estancia en Bruselas en la década de 1990, trabajando para la Unión Europea, los conservadores hicieron una ofensiva muy agresiva en favor del joven talento político para tenerlo a cualquier precio entre sus filas. Pero, en aquel entonces, Clegg rechazó la oferta agradecido.

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