Cultura

Miguel Ortega: "Me han castigado por haber alzado la voz"

  • El cantaor sevillano, Lámpara Minera en 2010 en el Festival de Cante de las minas de La Unión, denuncia la "persecución" de la que se siente objeto tras demandar al ayuntamiento de la localidad murciana el pago del galardón.

El cantaor sevillano Miguel Ortega, ganador el pasado 2010 de la Lámpara Minera en el Festival Internacional de Cante de las minas de La Unión (Murcia), ha vuelto a denunciar la "persecución" que a su juicio sufre tras haber demandado públicamente al consistorio de la localidad el pago del importe del galardón, cifrado en 15.000 euros, así como el correspondiente al Premio de Seguiriyas, dotado con 4.500 euros.

La presión de la que Ortega se siente objeto se hace patente en la anulación, "sin ningún tipo de explicación", de la actuación que el cantaor tendría que ofrecer la noche del jueves 4 en la tradicional Gala de Ganadores del festival murciano.

En similar situación se encuentra el bailaor Jesús Fernández, Premio Desplante en la anterior edición del certamen, que acaba de iniciar su 51 edición. "Siento una gran impotencia y decepción -confiesa-. Nos han dado largas durante un año. Mi última sorpresa fue cuando recibí la notificación diciendo que no estaría en la gala".

Fernando Gómez, abogado de Ortega, explica que las bases del veterano concurso establecen que los 15.000 euros correspondientes a la Lámpara Minera se ingresan en dos pagos: el primero, de 10.000 euros tras el acto de entrega del premio; el segundo, de 5.000, tras la realización de tres galas promocionales de "carácter internacional". De estas últimas, el cantaor sólo ha realizado una (en la última edición de la feria turística Fitur).

"Tras el festival nos dijeron que el pago se haría efectivo en una semana; luego, que un mes. Y otro mes, y otro... -cuenta Ortega-. Tengo amigos allí que me pedían que no lo hiciera público, pero a comienzos de julio lo hablé con mi abogado. El director del festival, Julio García Segura, se puso entonces en contacto con nosotros y nos dio su palabra de que en la primera semana de ese mes se haría el pago. Pero no fue así y luego ya ni nos cogía el teléfono. Después dijeron que nos pagarían la mitad, y que del resto no se sabía nada. Un engaño para dejar pasar aún más tiempo. Nos hartamos y tanto Jesús como yo les dijimos que lo haríamos público el 25 de julio. Y lo hicimos. Cuatro días después, cobramos".

El cobro del primer montante aparejó en apariencia una desagradable consecuencia: pese a constar la actuación de ambos en el programa de mano impreso del festival, dentro de la Gala de Ganadores del año 2010, ésta fue finalmente anulada. "Me comunicaron la anulación por teléfono hace una semana -asevera Ortega-, pero no podía hacerlo publico hasta recibir la notificación oficial".

Dicha notificación es una carta del alcalde de la localidad, Francisco Bernabé Pérez, que Ortega asegura haber recibido el pasado miércoles día 3. En la misma se le comunicaba de manera escueta que "el día 4 de agosto usted NO actuará en La Unión", sin especificar los motivos; se le anuncia que "la próxima actuación programada para usted durante este festival está prevista para el 10 de agosto, protagonizando una madruga flamenca en la terraza-bar El Almacén" y se le convoca para una tercera y última gala, si especificar fecha, para el "el próximo mes de octubre".

"No entendemos cómo algo se puede promocionar internacionalmente celebrando un concierto en un bar de la localidad", comenta Fernando Gómez, quien piensa que lo que se busca es "desprestigar al artista llevándolo a un espacio que no aporta ninguna repercusión ni para él ni para el festival".

"La realidad es que salvaron la cara con el primer pago y luego iniciaron la persecución", señala el abogado. "Ambos, tanto Miguel Ortega como Jesús Fernández, han sido vetados en la Gala de Ganadores", señala.

Gómez, no obstante, insiste en "separar la reputación del festival, con 50 años de historia, de la gestión de sus actuales encargados", idea en la que abunda el cantaor. "No atentamos contra la imagen del festival -dice-. No van a hacer que me arrepienta del premio que he gadado, el más importante de mi vida. ¿Quién ha difamado el nombre del festival? ¿Ellos o nosotros?".

"Considero que todo esto es un castigo por haber alzado la voz, pero yo voy a defender mi lámpara dondequiera que me dejen", cuenta Ortega, para quien situaciones como ésta no se darían "de estar los artistas todos a una. El que quiera flamenco, que lo pague".

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