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Luminoso mañana

  • La nueva propuesta del guitarrista supone una vuelta al rock de sus inicios

  • El compositor contextualiza toda la música en un libro de 90 páginas

El músico Raúl Rodríguez canta y toca la guitarra y el tres en este disco.

El músico Raúl Rodríguez canta y toca la guitarra y el tres en este disco. / José ángel garcía

Ritmo, contundencia, un arpegio obsesivo y envolvente, una capacidad asombrosa para llevar la variación melódica un poco más lejos. El compás hipnótico de hemiola y una nueva declaración de intenciones es La lengua corta, el tema que abre la nueva entrega de Raúl Rodríguez, una obra que conjuga la tradición festera jonda con el verano del amor, el flamenco con el rock californiano: ya lo dijo Sabicas. También el texto conjuga la tradición jonda con nuevas coplas, luminosas, punzantes, enumerativas, que firma el tresero flamenco mayor del reino. Placidez, extatismo, contemplación y belleza. La guitarra eléctrica es un instrumento flamenco como nos explicaron La Barbería, Pata Negra, Triana, Smash, Sabicas y Miles Davis. Y Lee Hooker, Dylan, y Brown y Marley y Keita, etc. Y Morente, Camarón, Paco de Lucía. A todo esto, los pies contundentes de Juan de Juan. Y de las bulerías a los tangos: El viajero es una crónica de los flamencos de hoy de teatro en teatro, de aeropuerto en aeropuerto, de ciudad en ciudad. Un estribillo pegadizo y un viaje interior. En este tema Rodríguez intercambia la guitarra con Mario Mas para ofrecer unas variaciones intimistas, evanescentes, psicodélicas. Que sea el ritmo el que nos gobierne es definido por Rodríguez como una "descarga, un diálogo a tres bandas entre Konés, Djembé y pies" que funciona como preludio para Let the rhythm lead donde hace acto de presencia la voz de Jackson Browne para un nuevo estribillo brillante. El cante madre tiene tanto de Montoya como de Pink Floyd, de rondeña como de raga, de Gualberto y Syd Barret. Como el domingo tiene algo de countryand western y de crónica de la intimidad, allí donde la vivencia personal se hace universal y donde las declaraciones de intenciones, el intelecto, ceden el paso a la lírica.

Tres de la frontera es una divagación sentimental, contemplativa e ibérica, ibericoamericana, claro, porque los grandes guitarristas lusos nos salen al encuentro. Funciona como preludio para la Canción del corazón, unas bulerías sostenidas, de nuevo, sobre el arpegio épico. En efecto, es el ritmo lo que manda: es decir, la intimidad desnuda, porque como afirma Rodríguez, bailando no se puede mentir. Se trata de un relato iniciático sobre el amor, ese tema en el que todos somos principiantes, con unas variaciones tan emotivas como precisas, cortadas a navaja sobre el tronco de la armonía. ¡Pedazo de bulería! Y bellamente arreglada. La cuerda al aire es el tema más breve del disco, con ese guiño al toque de Morón y con aires moros, como no podía ser menos, que es lo mismo que decir medievales, con Javier Mas al archilaúd. Es el preludio a la Zambra de la ausencia sobre la Rima XIV de Gustavo Adolfo Bécquer. Pocos saben que el poeta romántico sevillano fue uno de los primeros críticos del flamenco, en sus crónicas sobre la bailaora Manuela Perea La Nena, con su leyenda La venta de los gatos y con su escena costumbrista La feria de Sevilla, tres textos que son obras maestras. Es el tema más Pink Floyd de esta obra eléctrica. Hay lluvia y romanticismo, hay claridad melódica y oscuridad lírica. La poesía flamenca de Bécquer tampoco es ajena al flamenco: Enrique Montoya, Manzanita, Calixto Sánchez y Morente pusieron música a su obra. Lo cierto es que el contenido de este poema es tan lisérgico como visual. Yo voy vendiendo candela nos coloca en el Caribe desde su título: la conga, las maracas, el quinto, el shekere, el tres, las palmas, los pies de Juan de Juan… candela pura. Una descarga plena de energía y un homenaje a Cádiz, "la Habana con más salero". Son gadita. El tema que cierra el disco se inspira en la raíz: África. El invitado de lujo aquí es Théodore Lòlò Beaubrun que pone música, letra, voz y sus músicos. Un tema inspirado en el soul de los setenta y en las grandes bandas africanas de esta década: Fela Kuti, Ofege, etc. Y, por supuesto Boukman Eksperyans, la banda haitiana liderada por Beaubrun, coautor del tema.

Toda esta música se encuentra además contextualizada en un libro de 90 páginas en el que su autor e intérprete nos cuenta cómo nació cada canción.

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