En 1954 y en plena caza de brujas del senador McCarthy (iniciativa destinada a acusar y perseguir a personajes relevantes del cine y la cultura estadounidenses por sus supuestas veleidades con el comunismo) Elia Kazan, el más significado de los delatores ante el Comité de Actividades Antiamericanas, rodó una película en cuyo argumento era parte esencial la figura del confidente y las consecuencias de su chivatazo. On the waterfront, que en España se tituló: La ley del silencio y en Hispanoamérica -siempre mas melodramáticos- Nido de ratas, es una especie de drama shakesperiano ambientado en los bajos fondos.

Tuvo un gran éxito ganando 8 de los 12 Oscar a los que estuvo nominada, entre ellos los de mejor película, mejor director y mejor actor que le fue concedido a Marlon Brando por el papel de Terry Malloy, un antiguo boxeador que arruinó su prometedora carrera pugilística al aceptar participar en un tongo propiciado por su propio hermano (Rob Steiger) un abogado que, como él mismo, terminará trabajando para Johnny Friendly (Lee J. Cobb), el implacable jefe de sindicatos del puerto de Nueva York cuyas conexiones con la mafia le permiten manejar a su antojo todo el negocio de la carga y descarga de mercancías en la ribera del Hudson, obligando a los obreros de la estiba a aceptar las leoninas condiciones laborales del sindicato so pena de perder el trabajo o, si así se terciaba... la vida. Marlon Brando se redimirá de su condición de sicario gracias a la hermosa Edie (Eva Marie Saint) la hermana de una de sus víctimas y al Padre Barry (Karl Malden) que le animará para que denuncie las prácticas criminales de su jefe a la policía. El coraje de Brando librará a los estibadores de la extorsión del sindicato, pagando por ello un alto precio: su hermano será asesinado por la Mafia.

Mas de medio siglo después en España estamos asistiendo -salvando las distancias- a una parecida confrontación entre el gremio de la estiba y el gobierno que, como vicario de la UE, pretende liberalizarlo rompiendo, en este caso, la ley del monopolio que actualmente rige el sector y lo convierte en la única profesión no abierta a la libertad de contratación.

El enfrentamiento se vaticina arduo ya que frente al mandato de la UE que, bajo amenaza de fuertes sanciones, obliga a España a adaptar el sector de la estiba a los estándares europeos de contratación, el sindicato opone su formidable capacidad para torpedear la economía nacional. Esperemos que el conflicto se solucione sin la violencia de la película y que todos reflexionen sobre las premonitorias palabras que el Padre Barry le dirige a los trabajadores: "¿Os digo que tienen de malo los muelles? El amor al dinero maldito. Y para vosotros el amor al dinero es más importante que el amor al prójimo".

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