Los aniversarios sirven para celebrar el camino recorrido, hacer balance, llevar las cuentas con la perspectiva de lo vivido; pero también nos invita a mirar al futuro con la vocación de seguir adelante. El ser humano es progreso en sí mismo. Este 2018, los scouts católicos de la Diócesis nos juntamos para celebrar una historia de esfuerzo y servicio; 50 años desde que se crea la Delegación Diocesana, casi 60 años de presencia scout en nuestras parroquias y colegios. El escultismo es el movimiento más numeroso, con más trayectoria y más rentable en términos humanos y de voluntariado de nuestra Ciudad. Ha preparado durante décadas a multitud de niños y jóvenes para la vida adulta, para el servicio a los demás, dispuestos a dejar este mundo en mejores condiciones de la que lo encontraron; ciudadanos críticos y comprometidos con su realidad social, sirviendo en la política, en el sindicato, con el vecino, en el voluntariado diverso, en ONGs o en la Iglesia. Muchos de los rostros reconocibles de la Ciudad, líderes en su campo, en sus profesiones o quehaceres, han salido de nuestros grupos, pasado por las manos de nuestros educadores. Poseen una impronta, un carisma que los hace más necesarios que nunca en una sociedad desvalorizada, algo frívola por un individualismo pertinaz y un consumismo que nos deshumaniza. Sin exagerar, no menos de sesenta mil niños, jóvenes y adultos han pasado en estos más de 50 años, por los grupos de la diócesis. A todos los que son o han sido scouts, o trabajado con ellos, familias, adultos que un día fueron niños o responsables scouts, os invitamos a participar de esta fiesta, para sentarnos juntos y seguir pensando cómo servir más y mejor. Continuemos escribiendo esta historia, es más necesario de lo que nunca lo ha sido antes, y hemos de hacerlo juntos. No puede faltar nadie.

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