DIRECTO Jueves Santo en Sevilla, en directo | Semana Santa 2024

El tiempo El tiempo en Sevilla para el Jueves Santo y la Madrugada

El Papa Francisco.

El Papa Francisco. / EFE

Según Hans Küng, Juan XXIII fue el gran Papa del siglo XX. En mi opinión, Francisco se está convirtiendo en el gran Papa para el siglo XXI. Juan XXIII -san Juan XXIII, dicho sea de paso- llegó al Papado con 77 años, duró tan sólo cuatro años y siete meses, y le metió un zamarreón de fondo a la Iglesia como no se le había dado en siglos, casi desde Constantino, vaya. Había que poner al día a la Iglesia -el famoso Aggiornamento-, pensaba él. Y lo importante, dijo, era promover el impulso renovador, aunque él no pudiera ver el final del proceso. Saltó por encima de la Curia y convocó el Concilio Vaticano II -este año, el 11 de octubre, se cumplen 55 años de su inicio-, para sanear la Iglesia y para ajustar la doctrina al tiempo que vivía la Humanidad.

Así, un hombre sencillo, rechoncho, con pocos atractivos físicos pero con ideas claras y con compasión por el prójimo se convirtió en uno de los líderes mundiales de la época.

Desde Juan XXIII hasta Francisco ha habido cuatro papas, pero los impulsos de adecuación de la Iglesia a la condición humana actual y a la nueva realidad mundial han sido irregulares e inconstantes. La Curia romana ha actuado como administradora de un poder institucional y como celadora de un mensaje divino y de un legado dogmático presunta e integralmente definido desde siempre y para siempre, sin poner en primer plano las condiciones de vida y los sufrimientos de los humanos de su tiempo. Así, Francisco habló, en la Navidad de 2014, ante la Curia, de las enfermedades de "sentirse inmortal", de la "fosilización mental y espiritual", del "alzhéimer espiritual" y de la "indiferencia hacia los demás" como algunas de "las enfermedades más corrientes de nuestra vida de la Curia". Se lo dijo el Papa, que lleva tres Navidades -2014, 2015 y 2016- leyéndoles la cartilla.

Francisco sabe que "hay gente corrupta en la Curia. Pero hay muchos santos" (Entrevista en El País, 22/01/2017). Por eso, desde el inicio de su Pontificado, ha aprobado una veintena de resoluciones (Motu Proprio, Quirógrafos y otros) dirigidos a reformar la Curia, poco a poco pero sin pausa, y sabiendo que "la reforma de la Curia no se hace de ningún modo con el cambio de las personas, sino con la conversión de las personas (…), con un cambio de mentalidad" (Discurso de Navidad 22/12/2016).

Desde mi humilde opinión, la trascendencia de las iniciativas de Francisco se basa, en primer lugar, en poner al prójimo en primer plano. Según él, "lo que identifica a la Iglesia es la cercanía. Y cercanía es tocar" (El País, 22/01/2017). Por otra parte, él busca el consenso, el diálogo, el acuerdo con los cardenales y obispos -el sinodalismo- para plantear avances, y no plantea los temas cerrados desde arriba. Y, además, sabe que no puede descuidarse ni un momento, que tiene que estar muy encima si quiere avanzar, porque, como él bien dice, "siempre se está más seguro en el sistema ideológico que se armó, porque es abstracto" (El País 22/01/2017).

Francisco, un líder enorme. Primero, lanza una idea: "Hay una sana laicidad, por ejemplo, la laicidad del estado. En general, el estado laico es bueno" (Semanario católico belga Tertio, 07/12/2017). Segundo, sabe que, para dirigir a la gente hacia algún destino, hay que pastorear -cuidar, velar, proteger, llevar de la mano- a su rebaño. Pastoreo y cercanía, sí. Pero, tercero, sabe que hay que hacer de pavero, con la varita en la mano y pendiente de la marcha de la manada -la Curia-, para que nadie se distraiga ni se desvíe, ni quiera volverse atrás.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios