El FMI y las pensiones

Las recetas neoliberales debilitan el sistema público y empobrecen a la mayor parte de los pensionistas

Esta semana nos hemos vuelto a encontrar con las clásicas recetas neoliberales en relación a la sostenibilidad del sistema de pensiones en España. Como en otras ocasiones, los responsables del FMI (Fondo Monetario Internacional) nos recomiendan potenciar los sistemas privados, retrasar la edad de jubilación y congelar la revalorización de las pensiones.

Eso no es otra cosa que recortar las pensiones y debilitar el sistema público de pensiones que tan importante es para la estabilidad de la sociedad en su conjunto y el bienestar de millones de pensionistas, en particular.

Es verdad que la sostenibilidad del sistema de pensiones tiene que resolver las tensiones que se generan por el incremento continuo de las personas en edad de jubilación como consecuencia de la mayor esperanza de vida. También, por las tensiones que una economía cada vez más competitiva y cada vez más globalizada, influyen en la viabilidad del actual modelo.

Por tanto, es imprescindible trabajar para hacer posible la sostenibilidad del sistema sobre la base de reformas que cumplan el criterio de ser consensuadas, al tiempo que aseguren percepciones de ingresos dignas para las necesidades de los pensionistas. Soy consciente que ello no es fácil.

Pero también es claro que las soluciones no están en las recetas neoliberales que debilitan el sistema público y empobrecen a la mayor parte de los pensionistas.

El sistema público de pensiones en España está bajo el paraguas del llamado Pacto de Toledo que de manera esquemática significa que todos lo consideramos como un asunto de Estado sobre el que hay que trabajar con el consenso general.

Las tensiones que tiene el sistema requieren fórmulas imaginativas y audaces. Una de ellas puede ser la de ampliar la fuente de financiamiento del actual modelo para que los ingresos no provengan solo de las cuotas a la seguridad social sino también de los impuestos generales.

La obligación del Gobierno, los partidos políticos, los sindicatos y la sociedad es encontrar respuestas que no perjudiquen ni a los actuales ni a los futuros pensionistas. Eso sí, con el FMI alejado del proceso de toma de decisiones. Un FMI neoliberal que no defiende la igualdad en ninguna de sus propuestas.

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