Pasó to´santos y los usos globalizados hacen que siniestros disfraces y el "trato o truco" se vivan, en Jerez también, como de "toda la vida". Estos días se han reproducido dos constantes que inevitablemente nos azotan cada vez que se produce algún evento festivo, masivo o no, suciedad incontrolada y vandalismo contra mobiliario y personas. Ambas cosas son ya recurrentes motivos de denuncia en redes sociales, tabancos y colas de supermercado.

El sindicato de policía alerta que no se hacen esfuerzos en materia de seguridad, no hay que obviar que hay algún interés corporativo, el Comité de Urbaser denunciaba que son necesarios 100 trabajadores para cumplir con la tarea encomendada a la empresa, se han pasado de 423 en 2011 a menos de 350, no hay que obviar que Urbaser se benefició del famoso pago a proveedores a costa de mayor endeudamiento público. Ahora que ya se debe estar debatiendo sobre la propuesta presupuestaria 2018, es un buen momento para hablar de prioridades en gasto y mejora en la financiación. La regla de gasto, imposición del Gobierno del PP, el aún inefectivo incremento del IAE aprobado mal y tarde, los incumplimientos de la Junta de Andalucía, caen como una losa sobre nuestra ciudad.

Faltaría a mi verdad sino dijera que los graves problemas de limpieza y vandalismo esconden el desprecio por lo colectivo, lo público, ahí están la recogida de heces perrunas o todos los restos de todo tipo que tiramos directamente al suelo, ahí están contenedores quemados y papeleras rotas. Pensemos en los valores que estamos transmitiendo, recordemos la guerra del PP contra "educación para la ciudadanía", o la imagen que damos con el "problema catalán", a veces el mensaje es sucio y vandálico. Está en juego que nuestra ciudad sea habitable, debería preocuparnos y sobretodo ocuparnos.

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