En las últimas semanas no paran de preguntarme personas por el futuro que les espera cuando se tengan o puedan jubilarse. Parece que está cundiendo el pánico y la incertidumbre, parece que determinadas campañas claramente orquestadas entre bancos y gobierno están haciendo mella. Ayer sorprendió el comentario de un vecino en el ascensor: "Estoy pensando jubilarme anticipadamente, aunque pierda 200 euros, he oído que se va a reunir el pacto de Toledo y nos van a quitar la pensión a todos". No supe reaccionar a tiempo. Algunos están consiguiendo no solo crear pánico sino, lo que es peor, resignación en la población. Nos sobran políticos irresponsables que disfrazados de 'asustaviejas', ¿verdad señora Villalobos?, hacen el juego a intereses financieros minoritarios, consiguiendo, con bufonadas, velar las propuestas que demuestran que hay soluciones, que el sistema es viable si se actúa sobre la financiación. Hay presentadas propuestas sindicales que permitirían un incremento de los ingresos de más de 50 mil millones de euros anuales.

El problema no es demográfico, al menos de momento, sino de empleo y devaluación salarial, de un mercado de trabajo plagado de tiempos parciales involuntarios, falsos autónomos sin derechos y jóvenes con contratos precarios. El último cuatrimestre del año 2017, según la EPA publicada ayer, creció el paro en 25 mil personas, y nuestra provincia supera el 30 % de paro sumando 9.000 parados. El problema es que el país del 'éxito' sea el más desigual de Europa, solo superado por Bulgaria y Rumania, como ha denunciado Oxfam Intermóm. En España el 1% de la población más rica concentra una cuarta parte de la riqueza (25,1%), casi lo mismo que el 70% de la población (32,1%). El problema es de reparto de cargas y beneficios, de una política que genere un tejido productivo solvente.

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