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Crítica 'A Pigeon Sat on a Branch Reflecting on Existence'

Y usted, ¿de qué se ríe?

A Pigeon Sat on a Branch Reflecting on Existence. Comedia, Sue-Nor-Ale, 2014, 101 min. Dirección: Roy Andersson. Intérpretes: Holger Andersson, Nisse Vestblom.

La publicidad redimió del primer fracaso autorial y enseñó a Roy Andersson que el mejor camino para explicar el absurdo cotidiano de la vida contemporánea pasaba por el artificio y el control férreo de los elementos, por el diseño bien entendido del plano como marco para la puesta en escena de la duración, la repetición y el tempo de la comicidad más primaria, por la decoloración, la máscara y el maquillaje como recursos para transformar sus cuerpos y rostros singulares en clowns de una función para adultos en la que el patetismo podía desvelar las profundidades y contradicciones del alma y su condición más ridícula expuestas a la mirada impúdica, distanciada y cómplice de los otros.

A Pigeon Sat on a Branch Reflecting on Existence, León de Oro en Venecia, completa una trilogía iniciada con Songs from the Second Floor y Du levande (La comedia de la vida) en la que la plantilla de un modelo que tal vez se sabe ya finito va encontrando variaciones y sutiles cambios dentro de un mismo universo de viñetas tragicómicas sobre aquello que interesa a Andersson y que es, en realidad, aquello que a todos nos atañe: a saber, qué hacemos aquí, de qué nos reímos realmente con la que está cayendo, por qué estamos tan solos, cuán difícil es ser mínimamente felices y de qué forma puede uno refugiarse de las agresiones de la vida sin perder la dignidad en el intento.

Hay algo que parece ya agotado o exprimido en esta tercera entrega, una cierta rutina que tal vez no deje respirar al plano y sus elementos tanto como en otras ocasiones, aunque Andersson sabe también ganarnos el pulso empezando por todo lo alto, arrancando la carcajada infantil en las primeras y memorables secuencias, donde se apunta también lo que tal vez sea lo más parecido a una pareja de protagonistas en su cine, para llevarnos a un terreno de sombras y pesadillas diurnas en el que los tiempos se solapan y la Historia se despierta a caballo para darnos una coz y recordarnos el inicio de un nuevo ciclo.

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