Festival de Teatro de El Ejido

Promesas perdidas en el tiempo

Compañía: Teatro Línea de sombra. Texto: Ronald Shimmelpfennig Dirección General: Jorge A. Vargas. Intérpretes: Mariana Jiménez, Rodolfo Arias, Alicia Laguna, María Laura García y Rodrigo Espinosa. Concepto y diseño espacial: Héctor Bourges y Karla Rodríguez.. Iluminación: Kay Pérez. Vestuario (Asesoría): Edita Ezewuska.Diseño sonoro: Gonzalo Macías. Día: 31 de octubre. Lugar: Sala La Tía Norica (Baluarte de Candelaria).

El teatro es magia, decían los antiguos, que traducido resulta al lenguaje de hoy, realidad virtual. Con esta premisa juega este espectáculo creado a partir de la reclamación de una promesa diluida en el pasar de los años donde se juega con el espacio-tiempo. En primer lugar, se distinguen, entrecruzadas, dos líneas estructurales: por un lado, una de conflicto dramática, dialogada a la manera clásica, pero con la particularidad de avanzar y retroceder en el tiempo, de manera que se pueden apreciar diferentes perspectivas de un mismo hecho; por otro lado, una línea narrativa que describe en presente los acontecimientos que ocurren fuera de escena, mediante monólogos. En los segmentos con parlamentos se vuelca una interpretación de carácter naturalista o psicológica muy lograda, mientras que en los soliloquios, se ha buscado el distanciamiento frente a los hechos, aunque no por ello fría y carente de sentimiento. Así mismo, se establece un paralelismo entre las dos secuencias a través de los personajes masculinos, padre e hijo, que repiten la misma historia en el pasado y en el momento actual. Por su parte, el espacio, todo en negro, representa un hogar casi desmontado, donde se está culminando una mudanza, pero donde sólo vemos puertas de entrada o salida, señalizadas con tiza, con un rectángulo central con cajas de cartón apiladas. Lo que parecía un cambio para mejor, queda truncada por un punto de partida inesperado, donde los acontecimientos se acumulan con un efecto de bola de nieve, alud o aleteo de mariposa que acaba desencadenando un ciclón. Todo en el montaje está perfectamente hilado y acabado, pero queda un regusto amargo al contemplar tanto talento empleado en una historia cuyo sentido último no queda claro, pues resulta al final casi un relato escabroso de página de sucesos, por mucho que se hagan guiños a Medea.

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