Feria de Málaga

La penitencia del trabajador

  • la jornada . En estos días, quienes trabajan en comercios o clínicas pueden encontrarse casos curiosos como víctimas de una agresión con un cinturón en la cara o ver como piden un Cartojal en un estanco

La Feria de Málaga es una época de fiesta para la mayoría de los malagueños, pero existe cierto sector que no la puede disfrutar tanto. Hay mucha gente a la que le toca trabajar, y cuando se tiene un negocio en pleno centro de Málaga, estos días pueden ser un suplicio. Normalmente los comercios cierran a mediodía para no coexistir con los feriantes, pero algunos son valientes y conviven con los feriantes de turno.

Especialmente complicado es si se trabaja en un hospital. Las urgencias de la clínica Gálvez están bastante transitadas. "Este año hemos visto a gente orinando en las escaleras o colándose en el hospital simplemente para ir al servicio", aseguraba Inma González, una de las recepcionistas. Su compañera Cristina, en cambio aseguraba que el sábado fue un día aterrador porque llegaban "jóvenes con una ceja partida o uno al que le habían golpeado con un cinturón en la cara".

Uno de los establecimientos que se ven beneficiados estos días son las heladerías. Una granizada puede ser el aliado perfecto para vencer al calor. Si se habla de helados en Málaga hay que pensar en Casa Mira, que durante estos días tiene a rebosar sus tiendas. "Tenemos que aprovechar que estos días repuntamos un poco las ventas" decía Conchi, una de sus dependientas, que lleva bien el estar trabajando en estas fechas porque "una ya está acostumbrada".

Los que si hacen su agosto, y nunca mejor dicho, son los conductores de coches de caballos. "Nosotros tenemos que aprovechar la Feria porque es cuando más vida hay en la ciudad" admitía Luis, al lado de su carruaje tirado por un caballo blanco y otro negro mientras esperaba a algún turista. Él vivirá su particular feria cuando pase esta semana, donde aprovecha para "tener un poco de relax, estar con mi familia y descansar un poco de este calor".

La que sí aprovecha para acercarse todo lo que puede a la Feria es María José Giles, dueña de la floristería Andalucía en plena Alameda Principal. "Hay que saber compaginar las dos cosas. Estando aquí cerca se puede trabajar e ir a la Feria", afirmaba la florista. A su negocio le viene muy bien estos días porque "hacemos los ramos de flores que se reparten por las casetas" .

En pleno centro de la plaza de Félix Sáenz se erige el quiosco de Juan Manuel Jimeno. Él no nota mucha diferencia en su ritmo de ventas, ya que sus productos no son muy demandados por feriantes. Lo único que repunta es el agua y los refrescos, para bajar el calor que azota la capital en verano. Aún no ha podido pisar el centro fuera de su hora de trabajo, pero espera asistir el sábado.

Los estancos se atreven a abrir hasta las siete de la tarde. Es el caso del de Mercedes Piedra, que alguna vez ha salido de trabajar y se ha quedado de fiesta. Las ventas suelen ser las mismas, aunque "alguno ha entrado preguntando si vendíamos Cartojal" afirmaba riéndose la tendera, que esperaba la hora del cierre para volver a disfrutar del centro de Málaga.

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