Feria

Toreo de seda, gloria de valientes

  • No defrauda la corrida de Victorino, que tuvo en el primero, cuarto y sexto, lo mejor de un encierro con interés toda la tarde. Curro Díaz logra la Puerta Grande con dos lecciones de temple

 CURRO repartió torería, empaque y un oficio que se ha destilado durante muchas temporadas en poder del torero de Linares. Solo para él, porque a Curro lo ha reclamado siempre el aficionado y se lo han perdido los públicos. Son las cosas que tiene esta Fiesta, tan grande en muchas cosas y tan mezquina en otras.

 Galván y Román no tienen esas temporadas, pero regalaron pundonor y valentía con una honestidad que emociona como aficionado y deja la crónica fácil al pedir crédito para ellos. Porque la tarde no era fácil, porque enfrente tuvieron toros pidiendo cosas que entender y porque nunca le perdieron la cara a esa ambición que un torero debe tener para serlo. Para serlo y parecerlo, y ambos les puedo asegurar que lo parecieron, a costa de sentir el pitón buscando carne.

 

No fue alimañera la corrida de Victorino. Tardeó más de la cuenta, se entregó con boyantía en tres toros, y los demás tuvieron las dificultades que tiene un toro encastado. Varios de ellos aplaudidos de salida, muchos cuando se los llevaron el tiro de caballos. Por justicia en la responsabilidad de la crónica les digo que cinco. Para quien la firma, con mérito,  el primero, cuarto y el último. Aun así la corrida tuvo, dentro de todo eso, tres toros que regalaron embestidas extraordinarias con nobleza, dentro de lo que el termino nobleza significa en lo de Victorino. ¿Pero saben una cosa?... del primero al ultimo mantuvieron el interés en la plaza hasta que Curro Díaz se fue en volandas camino de la Puerta Grande poniéndole un broche importante a una de las tardes más intensas de la feria.

 

Ojalá pudiera enganchar en estas letras ese muletazo lento, lentísimo, acariciando la franela el albero con el toro enganchado a ella. Canela pura, sentir como crujía el toreo del de Linares en ese primero por los dos pitones. Volvió de nuevo a estar así frente al cuarto cuajándole una faena en la que hizo larga esa media arrancada del toro.

Toreo de gusto, la muleta sin molestar, llevando la nobleza  embebida en una muleta de seda que mandaba y exigía embestida. 

 

Al envite respondió Galván con todo lo que tenia: un concepto de toreo puro y un valor que no se domeña ante la voltereta. Faena de mucho mérito del torero de la Isla. Valiente ante un toro mas tardo que el primero, apurando al limite un viaje que al tercer muletazo se acordaba de lo que había visto al pasar y acortaba el viaje. Voltereta fuerte en cuanto el torero le dio la mínima ventaja.

 

El quinto de la tarde dejó estampa de torería a caballo. Esquivel a las riendas, la espuela exigiendo y el caballo citando al toro. Toreando a caballo. Y además con la puya en todo lo alto, dignificando la suerte que tantos pitan desde el tendido. Por mucho tiempo se van a quedar enredados los aplausos que le a acompañaron a el y a un torero de plata que se anuncia como el Sirio  y que se gastó una torería y un acierto de categoría frente al sexto, teniendo que quitarse la montera ante una certera y rotunda ovación.  

 

No fue toro fácil ese quinto. Aun no había iniciado el viaje y estaba ya pensando en volverse. Nuevamente Galván dejó tarjeta de valor y decisión para atreverse incluso en dos series por el pitón izquierdo que calaron. La espada se habrá llevado un trofeo, pero nuevamente deja poso de interés en la temporada.

 

Al igual que Román, un torero nuevo al que el tiempo tiene que dejarle expresar muchas cosas grandes. Primero porque las tiene y segundo porque ayer no le perdió la cara en ningún momento a la corrida. Por de pronto el valor le llevó a emprender aventura de toreo frente a un toro que tuvo 'viruji'. Violencia que no arrugó al valenciano, aun quedándose el animal al principio del viaje hasta voltearlo con certero derrote. Román no se iba a quitar, así que le ganó la pelea al toro en cuatro naturales emocionantes que hubiesen sido de oreja si no llega a pinchar.

 

El sexto en cambio  fue un buen toro, noble que entregó importancia en su viaje hacia los engaños y al que el valenciano metió en la muleta a base de naturales quedándose quieto y manejando con soltura la embestida de un toro grandón y de muy buen fondo, todo por el pitón zurdo.

 

La estocada, de torero que nada esconde, fue un dechado de pundonor y efectividad que tiró sin puntilla al toro y a la feria, antes de que se llevaran a hombros junto a ganadero y mayoral, a Curro Díaz.

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