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Austria se ilusiona con un nuevo Córdoba 1978

  • El polémico penalti ante Polonia permite al coorganizador soñar con repetir el triunfo del Mundial de Argentina ante Alemania. "Los alemanes se lo están haciendo ya en los pantalones", dijo el austriaco del Werder Bremen Martin Harnik.

Toda Austria se ilusiona pensando en derrotar al "odiado" rival alemán como hace 30 años en Argentina y tener así posibilidad de alcanzar los cuartos de final de su Eurocopa.

"Los alemanes se lo están haciendo ya en los pantalones", dijo el jugador austriaco del Werder Bremen Martin Harnik después de que el postrero y polémico gol de penal de Ivica Vastic el jueves diera a Austria un 1-1 ante Polonia que les mantiene con vida.

El manager del equipo austriaco, el ex jugador Andreas Herzog, cree en el "milagro de Viena", pese a que los coanfitriones de la Eurocopa necesitan el lunes ante Alemania un triunfo. No les vale otra cosa.

"Estamos listos para un nuevo Córdoba. ¿Por qué no vamos a ganar a los alemanes?", dijo Herzog. En el Mundial de 1978, en la localidad argentina de Córdoba, Austria derrotó a Alemania por 3-2, el triunfo más recordado del fútbol local.

Vastic, que con 38 años es el jugador más veterano del torneo, es hoy el héroe del país al anotar el penal en el tercer minuto de la prolongación, desatando la euforia en el estadio Ernst Happel de Viena y en la "milla de aficionados" de la capital, donde se daban cita 70.000 personas.

"En el Prater (parque donde se ubica el estadio) vuelven a florecer los sueños", escribe el diario "Kurier".

La ilusión de los austriacos ante el duelo con Alemania, que también se jugará su pase a cuartos tras caer el jueves con Croacia, no conoce límites. En la cena que hubo a la medianoche, tras el partido, en el elegante salón Hubner del Prater, el legendario triunfo de hace 30 años era el gran tema de conversación.

Hans Krankl es el mito que el 21 de junio de 1978 eliminó a la favorita Alemania con sus goles. "Después de Córdoba, queremos causar sensación en Viena", dijo Roland Linz. "Es la oportunidad de nuestra vida, podemos escribir nuestro propio Córdoba", opinó Emanuel Pogatetz. "Escribiremos un nuevo gran episodio en la historia del fútbol austriaco", se ilusionó Sebastian Prodl, sin hablar de lo polémico que fue el penal a su favor que provocó la ira de Polonia.

Pero los austriacos no son ajenos a los problemas goleadores que tienen. "Ante la puerta hay que tener la cabeza más fría", pidió Prodl ante la gran carencia de su equipo. En los primeros 30 minutos Austria desplegó una gran ofensiva sin premio de cara al arco contrario.

"No es mala suerte, es incapacidad", dijo autocrítico Harnik tras desperdiciar dos buenas ocasiones.

El seleccionador, Josef Hickersberger, se lamentó por haber dejado pasar el triunfo. "Las posibilidades aún están vivas", señaló con alivio antes del "partido especial" contra el vecino alemán.

"Pasé seis años maravillosos en Alemania", recordó el ex técnico del Offenbach y del Dusseldorf, que no quiso estimular la "histeria por Córdoba". "Eso está asimilado y resuelto, para mí no es importante", dijo Hickersberger, de 60 años y que formó parte de aquel equipo austriaco en Argentina. "Entonces no me ilusioné y ahora tampoco", concluyó frío.

Mientras en Viena y en el resto del país se desataba la alegría, los futbolistas polacos destrozaban los carteles de publicidad en los vestuarios del Ernst Happel. El técnico de Polonia, el holandés Leo Beenhakker, y los jugadores criticaron al árbitro inglés Howard Webb, que pitó a favor de Austria el penal por un dudoso agarrón dentro del área antes de una falta.

La prensa polaca "dispara" contra el británico, al que llama "fracasado", "ladrón" y "monstruo".

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