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España

Zapatero cree que la economía no marca el 9-M porque "no hay crisis"

  • El presidente insiste en señalarle a la Iglesia sus límites, lamenta que ETA perdiera "su tercera oportunidad" de acordar la paz y se explaya con los progresos del AVE

¿Quién dijo crisis? El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se agarró ayer por la noche al manual del buen estudiante y recitó de memoria las razones por las que la economía no será una losa que decante el sentido del voto en las elecciones del 9 de marzo. "No hay un cambio del ciclo económico", zanjó a las primeras de cambio. Para avalarlo, varios argumentos. "Del 1,5 por ciento que ha subido la inflación, un 1 por ciento es petróleo y medio punto, cereales". En el primer caso, el mal no distinguió entre países. En el segundo, ya se han tomado las medidas necesarias para corregir, "a medio plazo", el repunte de los precios.

Zapatero confía tanto en la solidez de los números socialistas que avanzó "una especie de presupuesto para cuatro años" donde quedarán computados los gastos e ingresos que implicarán las medidas incluidas en su programa electoral. El superávit de la Seguridad Social -50.000 millones- va camino de convertirse en un clásico del alarde gubernamental. También el cheque-bebé y los 210 euros que se supone facilitan la vida a los jóvenes dispuestos a alquilarse un piso.

El tono del presidente fue suave, como casi siempre, aunque la dulzura dialéctica no le impidiera cebarse con dos dianas: el PP, claro, y la Iglesia. En el primer caso, y sin apenas menciones ofensivas a Mariano Rajoy, Zapatero lamentó el afán deconstructivo del principal partido opositor. En el segundo, insistió en marcar el terreno a la jerarquía eclesiástica. "Todos tienen derecho a ser respetados. Ellos tienen que respetar también otras formas de ver la convivencia [en referencia a la familia y los matrimonios homosexuales]". La culpa de que España no sea más laica, arguyó, es de la cobertura que a menudo ofrece el PP a estas "posiciones conservadoras".

ETA apareció en el menú, pero poco. Zapatero se limitó a subrayar que la banda "ha perdido la tercera oportunidad" que le ha ofrecido la democracia de alcanzar la paz y opinó que su debilidad es ahora extrema. Nada que objetar a la actuación de la Guardia Civil en la polémica detención de dos presuntos etarras durante el fin de semana. "¿Volvería a negociar?", le preguntó la locutora. "No hay ninguna condición para hacerlo", contestó el presidente.

El despliegue del AVE se comió una cuña importante del tiempo asignado a la entrevista. El modelo ferroviario del Ejecutivo se basa casi exclusivamente en la velocidad pata negra, aunque descuide las redes de Cercanías -y no sólo la catalana: Andalucía es un buen ejemplo-. En esta ocasión, Zapatero optó por la prudencia y descartó aventurar una fecha para la inauguración del tramo de AVE a Barcelona, a la que aseguró que no acudirá por coincidir con la campaña electoral. De su renuncia a un hipotético tercer mandato, ni mú.

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