Crónica personal

Pilar cernuda

Nuevos y detestables modos

Pablo Iglesias reservó su sonrisa más sardónica, más provocativa, para pronunciar toda clase de groserías desde su escaño, pero si pensaba que iba a escandalizar se equivocó. Este país y los políticos no se escandalizan por escuchar a un recién llegado expresarse con el lenguaje más burdo, pero a cualquiera que admire la política el estilo barriobajero de Iglesias -le darían lecciones de educación los que viven en los barrios bajos- sólo indica que en Podemos tienen mucho que aprender.

Colocarán títulos universitarios en sus despachos, pero les falta lo que se necesita para ser ejemplares servidores públicos: respeto. No sólo a sus rivales, a la ciudadanía, a la que agreden con un lenguaje soez e hiriente, a menudo mendaz, o tratando de destruir sus valores o señas de identidad, como al cargar contra los católicos para eliminar la misa en la televisión pública.

No arremeten, en cambio, contra otras religiones, no se sabe si por respeto -más bien no-, por miedo -más bien sí, sobre todo a la musulmana- o para distraer la atención sobre asuntos incómodos. Por ejemplo, su oscura financiación, el nepotismo o la utilización de las relaciones personales para medrar. Algo recurrente en Podemos que choca con sus eternas consideraciones de la igualdad. Pues no la cumplen, no tratan de igual manera a quien no cuenta con apadrinamientos o amadrinamientos en la superioridad.

Iglesias rizó ayer el rizo de la inconsistencia, que consiste en hacer aquello de lo que debe alejarse un político. Uno, usar el lenguaje soez en el Parlamento; dos, recibir a los familiares de los simpatizantes de ETA que agredieron en Alsasua a dos guardias civiles y sus novias. Lo que le faltaba. Señor Iglesias: los agresores pertenecen al sector que aún halla razones para defender el terrorismo. Y usted recibe a sus familiares para darles su apoyo. Enhorabuena. Siga dando pistas sobre la España que quiere si llega al Gobierno, así a los ingenuos que aún lo consideran un hombre de bien se les caerá la venda de los ojos.

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