España

Aguirre 'purga' su gobierno de fieles a Rajoy pero niega motivos políticos

  • La presidenta madrileña remodela su Ejecutivo y prescinde de los consejeros Prada y Lamela, a los que el líder del PP incorporó a su nuevo equipo · Preocupación en Génova por la decisión de Aguirre

Esperanza Aguirre ha movido ficha apenas cuatro días después de que finalizara el congreso del PP en el que Mariano Rajoy revalidó su liderazgo. La presidenta madrileña procedió ayer a una remodelación sustancial de su gobierno con el argumento de que hay que "reducir el gasto, adelgazar el gobierno e impulsar la economía" para afrontar la crisis. Sin embargo, la nota principal de la crisis de gobierno es que ha prescindido de dos de los tres consejeros que Rajoy había incluido en la nueva ejecutiva del PP: el vicepresidente segundo Alfredo Prada, y el hasta ahora titular de la consejería de Transportes e Infraestucturas, Manuel Lamela. Aguirre, que mantuvo discrepancias públicas con Rajoy y cuestionó su liderazgo y la gestión de la derrota del 9-M, negó motivos políticos en la salida de Prada y Lamela de su gobierno. La remodelación implica la supresión de tres consejerías, que pasan de 15 a 12, con lo que abandonan el Gobierno cinco consejeros y entran dos nuevos.

Salen así del gobierno las consejeras Gádor Ongil y Beatriz Elorriaga, responsables de Asuntos Sociales y Medio Ambiente, muy cercanas a Aguirre, y el responsable de Economía y Hacienda, Fernando Merry del Val, también muy próximo a la presidenta, y que será sustituido por Antonio Beteta, que fue consejero cuando era presidente del gobierno regional Alberto Ruiz-Gallardón. Al parecer Aguirre ofreció previamente ese puesto a Manuel Pizarro, que no lo aceptó, pero ese dato no lo han quisieron confirmar ni Aguirre ni Pizarro. El otro consejero que entra es José Ignacio Echeverría, que se hace cargo de la consejería de Transportes.

En la sede central del PP no ocultaban su consternación. Piensan que la decisión de Aguirre, independientemente de su interés por fomentar una política de ahorro, tiene una connotación de "vendetta", al menos en el caso de Prada. En el entorno de Aguirre lo niegan, y afirman que la presidenta ya había dicho que haría una reestructuración de su gobierno antes del verano y que la noche del pasado miércoles, al llegar a su despacho tras acompañar a los Príncipes de Asturias en un acto institucional, dijo que iba a proceder a hacer los cambios y llamó a las personas implicadas en la remodelación.

Sin embargo, para nadie era un secreto que en el caso de Prada era evidente que sus relaciones con Aguirre estaban deterioradas, y que simplemente le anunció el cese; con Lamela en cambio las cosas iban algo mejor, la presidenta incluso le ha indicado que buscaría acomodo para él en otro cargo de la Comunidad, pero hacía tiempo que no mantenían la sintonía de antes.

Aguirre dio la cara por él de forma incuestionable cuando el entonces consejero de Sanidad se vio entre la espada y la pared con el caso de las sedaciones de Leganés, le mantuvo en su gobierno aunque en otra cartera, la de Infraestructuras y, al parecer, no le sentó bien que Lamela se moviera en los círculos más cercanos a Rajoy cuando se hicieron visibles las diferencias entre Aguirre y Rajoy.

La presidenta madrileña no salió tampoco satisfecha del cónclave de Valencia: Rajoy le pidió dos nombres para la ejecutiva y ella le respondió que mantuviera a su vicepresidente Ignacio González e incorporara a Francisco Granados, y lo que hizo Rajoy fue prescindir de González, no llamar a Granados y sí al consejero de Sanidad Juan José Güemes, que es hombre de Aguirre pero que también está muy vinculado a Valencia, enclave afín a Rajoy, por motivos familiares.

En la comparecencia en la que Aguirre explicó ayer los cambios introducidos en su gobierno y en la que estuvo acompañada de su mano derecha, Ignacio González, destacó la necesidad de dar ejemplo "en un momento en que todos los ciudadanos nos estamos apretando el cinturón", frente a la "incapacidad" y a la "falta de reacción de otros", en referencia al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.

Prada ni siquiera asistió a los actos de toma de posesión de los nuevos consejeros.

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