-Acaba de presentar un estudio sobre la visión que presentan los videojuegos sobre el periodo histórico de la Edad Moderna. ¿Usted es más amante de la Historia o de la maquinita?

-Está ahí ahí (ríe). La verdad es que los videojuegos son mi hobby y la Historia es mi profesión. Si conseguimos casar los dos, eso que tenemos ganado.

-¿Cómo surgió esta peculiar investigación?

-A raíz de un trabajo para una asignatura de la universidad en el que había que utilizar fuentes históricas primarias como el cine. Escogí los videojuegos. A la profesora, Lola Lozano, le gustó la idea, empecé a trastear un poco y me salió un trabajo bastante apañao.

-¿Qué conclusiones ha sacado?

-Me he ceñido a una saga de videojuegos que considero que representan diversas formas de juego. Me dediqué a ver qué aprende el jugador, sin intención de aprender, de esos videojuegos con ambientación histórica, concretamente de los siglos XV a XVIII. Me resultó muy llamativo ver que si a los alumnos de segundo de la ESO les pones una imagen de cómo se vestían los médicos durante la epidemia de peste negra de 1348, con esas máscaras con un gran pico, los chavales sabían lo que era porque aparece en un videojuego. Son una herramienta fundamental para enganchar a la Historia.

-¿Y desde el punto de vista del resto de la sociedad?

-La sociedad demanda ese tipo de videojuegos también. De hecho, hay una cosa que me fascina, que da para otro trabajo, que son los mods, modificaciones que hacen los propios fans (que saben de programación y de Historia) de los videojuegos en las que demandan a los creadores que sean más históricamente correctos. Son adaptaciones que a veces la propia empresa les compra. Hay una retroalimentación.

-Es decir, a veces el videojuego se permite licencias históricas.

-Bueno, no creo que la labor del historiador sea estar con un boli rojo apuntando lo que está bien o mal, sino ver qué transmitimos a la sociedad. Los creadores de videojuegos tiran muchas veces de tópicos y lo que tenemos que ver es si esos tópicos, ya desmentidos por la historiografía, se siguen repitiendo. Si es así, estamos haciendo algo mal.

-Así que los videojuegos no son tan malos como se dice.

-Siempre con moderación. Han sido demonizados y han sufrido el mismo ataque que sufrió la televisión en su momento, el cine... Estar enganchado a la maquinita todo el día no es bueno, pero sí hay videojuegos muy instructivos como la saga Assassin's Creed, que tiene una ambientación y una documentación históricas muy buenas.

-¿Es la Edad Moderna la más demandada?

-No, y es otra de las conclusiones de este estudio. De la Edad Antigua hay muchos títulos, así como de la Edad Media y de la Contemporánea con la II Guerra Mundial.

-¿Qué etapa de la Historia se merece un videojuego?

-La Edad Moderna es la que más me gusta, pero creo que hay muchas etapas que se merecen uno, como el siglo XIX.

-¿Hay temas polémicos en los que no se entra?

-Sí, los videojuegos tiran mucho de tabúes. Hay temas polémicos que apenas se tocas como la colonización de África, la esclavitud... Se pasa de puntillas por ellos para no abrir heridas.

-Acercan al jugador entonces la Historia más políticamente correcta.

-Bueno, lo que tenemos que entender es qué Historia acercan los videojuegos. Normalmente es la que demanda una parte de la población, como la bélica, con la que también se puede aprender muchísimo como qué es un catafracta (un tipo de caballería).

-Esta investigación, ¿tendrá continuidad?

-Podría tenerla. Constantemente están saliendo títulos de videojuegos.

-¿Se habrá hartado de jugar con este estudio?

-Bueno (ríe), no he jugado todo lo que me hubiera gustado porque además es un hobby que no es barato. Pero los que están tratados en el estudio están jugados a conciencia.

-¿Es más barato comprarse un libro de Historia?

-Sí, aunque tendiendo en cuenta lo que vale un libro de Historia buenecito...

-¿Con qué se aprende más?

-Con un libro, sin duda, pero para iniciarte en la Historia produce más interés un videojuego.

-Dicen los expertos que se aprender más y mejor jugando. ¿Se deberían llevar los videojuegos a las aulas?

-Pues creo que sí. De hecho, hay estudios sobre cómo funcionaría. Me gustaría ponerlo en práctica pero los medios en la educación son los que hay. Cada vez que explico algo del que sé que hay un videojuego, se lo recomiendo a los niños porque luego vienen más motivados a clase.

-Pero con moderación.

-Claro, como en todo. Ya lo decía Aristóteles, que la virtud está en un término medio entre dos extremos malos, el uno por exceso y el otro por defecto. Ni va a absorber la mente de los niños ni es la panacea, pero es una herramienta útil para adentrarse en la Historia.

-También están surgiendo numerosas series sobre Historia. ¿La Historia está de moda?

-Sí, y los historiadores debemos aprovecharnos de ello, pero hay muchos historiadores que creen que los videojuegos no muestran una historia real, tergiversan. No estoy de acuerdo. Hoy se aprende la Historia de forma diferente, es más interesante que el niño entienda el concepto de revolución que explicarle las oleadas de revolución en 1820 en Europa. Me encantaría que se amara la Historia como la amo yo.