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Óscar Eimil Trasancos, Jurista y escritor

"Nuestro gran problema es que ya no se estudia Historia"

"Nuestro gran problema es que ya no se estudia Historia"

"Nuestro gran problema es que ya no se estudia Historia"

-Su primer libro, Reinos de sangre. La forja de España (Almuzara), se basa en un período, los primeros 70 años del segundo milenio, que usted asegura que es desconocido para el gran público.

-Soy muy aficionado a la Historia y también a escribir. Hace dos años, leyendo un tratado altomedieval me tropecé con esta historia, muy novelable por lo apasionante que es. La obra se desarrolla en los inicios de la historia de España pero tiene mucha actualidad, tanto desde el punto de vista de los personajes y sus relaciones como del público y las relaciones políticas. Es la historia de una familia en la que el padre fue rey (Sancho III) y los cuatro hijos (Ramiro, García, Fernando y Gonzalo) también. Fernando fue el primer rey de Castilla y Ramiro el de Aragón, dos potencias que consiguieron la unidad nacional. Muere el padre y comienza una lucha sorda entre los hermanos por la supremacía. Al final queda uno sólo..., pero no quiero destripar la novela (ríe). Es la historia de siempre de nuestro país: la unión y la desunión. No ha cambiado mucho la historia, aunque ahora no vamos con espada.

-Unión y desunión, de mucha actualidad.

-Hay que recordar que Fernando el Grande consigue reunir todos los territorios desde el Atlántico hasta lo que se llamaba la Marca Hispánica, muy de actualidad hoy. Para los franceses las fronteras españolas eran los condados que serían catalanes, esa Marca Hispánica, es decir, españoles hasta las cachas. En el norte están los hermanos y en el sur los reinos de taifas. Y todos se quieren matar entre todos. Un baño de sangre más profuso de lo habitual, aunque en España siempre hemos sido muy aficionados a matarnos entre nosotros, por eso perdimos varias oportunidades de conseguir la unidad. Hubo que esperar a 1513, con la incorporación de Navarra a Castilla.

-España no nació ayer, aunque hay quien diga lo contrario.

-En aquella época no existía España, pero sí la idea de España y el sueño de la unidad, que arrancaba de lo que había sido el reino visigodo de Toledo, que desapareció pero cuya idea siempre estuvo latente.

-Con la cuestión catalana, ¿peligra esa unidad territorial?

-Hombre, falsificar la Historia es mal negocio. El gran problema que tenemos en España es que se ha dejado de estudiar Historia, no se le ha dado importancia en los planes de estudio. Empieza a interesar ahora. Este libro salió hace un mes y ya vamos por la segunda edición. La historia de España es apasionante y ahí está la raíz de todo, de nuestros orígenes.

-¿Por qué en las aulas no se ha insistido más en esta asignatura?

-Quizás por la fuerza centrífuga del sistema de autonomías. Parece que para afirmar lo propio hay que negar lo general, quizás no tanto en Andalucía. La Historia tiene que recuperar en los planes de estudio la importancia que nunca debió perder. Ahora lo estamos viendo: si tenemos un sentimiento potente nacional, tiene que apoyarse en nuestra Historia común, que es apasionante. Mucho de lo que pasa hoy tiene su fuente en el medievo.

-¿Qué tiene que aprender el siglo XXI del XI?

-Que conviene no repetir los errores, por eso también hay que conocer de verdad la Historia. Pero si queremos hacer una lectura positiva de lo que está pasando en España, es el despertar de ese interés por la Historia. Las editoriales y las productoras lo empiezan a pillar y es que somos muy ignorantes. Y que la gente joven no sepa nada de lo que pasó, ni tan siquiera por encima... Pero si todo lo que estamos viviendo sirve para que la gente se interesa, eso nos unirá más y hará de nosotros un país mejor.

-¿Qué hemos heredado de aquella época?

-Muchas cosas. El español es recio, audaz y leal. Todos esos valores se acuñaron de una pelea continua durante siglos, de muchas generaciones y derramamiento de sangre. Y algunos se piensan que en cinco minutos se puede mandar todo a tomar viento.

-¿Cuál es la espada de hoy?

-Seguramente, el rencor. El nacionalismo y el populismo se asientan en el rencor y en el resentimiento social.

-¿Dónde llegaremos con la cuestión catalana?

-Va a acabar bien. Es decir, podremos sobrellevarlo. No se marcharán nunca, España es más fuerte que todo eso. Los procesos tienen un principio y un final. Estamos hablando de una élite extractiva que controla los medios de comunicación y maneja a parte de la población. Pero Cataluña es España y soy de los que piensa que los catalanes son españoles hasta las cachas, aunque no se dan cuenta.

-¿Cómo hubieran arreglado esto los cuatro hermanos?

-(Risas). A tortas. En eso hemos mejorado algo, de momento.

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