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Entrevistas

"Sería una gran catástrofe la intervención militar en Siria"

-¿El euro está destinado a desaparecer en breve?

-En breve no lo creo, pero la única manera de salvarlo es transformarlo. Voté en contra del Tratado de Maastricht porque la concepción de la moneda única, tal y como se diseñó técnicamente, me parecía absolutamente insostenible.

-¿Por qué razones?

-Por las divergencias económicas entre los países del sur de Europa y del Norte. No decidimos dar todos los medios a los países del sur de Europa para que pudieran recuperar su atraso económico en diez años y con la primera crisis hemos llegado a una situación de divergencia cada vez más importante. El euro favoreció la heterogeneidad y el Tratado de Maastricht no preveía la posibilidad de devaluar la moneda, así que, técnicamente, el modelo fue mal concebido.

-¿Cuál es la solución?

-Mecanismos financieros que permitan a los países en situación de crisis recuperar, con una flexibilidad presupuestaria, los criterios de Maastricht: una flexibilidad sobre el 3% de presupuesto, sobre el 60% de deuda e incluso sobre la inflación. Pero estos tres temas son casus belli para los alemanes, que tienen una concepción fundamentalista de la economía liberal.

-¿Qué opina de la financiación europea a los bancos españoles?

-Estamos en un mundo absolutamente surrealista. No había antes de 2008 un país en Europa con las finanzas más sanas que España. Pero la deuda privada era una de las más importantes del mundo y, al estallar la burbuja financiera, el Gobierno la trasladó al marco de la deuda pública. Los ciudadanos han pagado dos veces. Gobiernos de izquierda y de derecha aceptaron que el sector privado hiciera lo que quisiera estos últimos 25 años.

-¿Era inevitable, entonces, la indignación de la sociedad con las élites políticas?

-Yo diría más: no se ha desarrollado todavía. Hasta la fecha esa indignación ha sido pacífica, pero mucho me temo que la violencia se va a incrementar, sobre todo con las medidas tan drásticas que va a tomar el Gobierno.

-¿Cómo debe organizarse el 15-M para ser un valor político?

-Quiero decir que personalmente lo apoyo, pero creo que no ha querido salir de la concepción asambleísta y eso es un problema congénito. Si uno no se organiza, no puede vencer. Este tipo de movimientos necesitan federarse y organizarse como fuerza política cohesionada para hacer que los gobiernos y los partidos, en este caso a los partidos políticos de izquierda, evolucionen en el buen sentido. No hay diferencia entre la izquierda social liberal y la derecha, entre Solchaga y Rajoy.

-¿Cómo debe la izquierda repensar su ideario?

-La crisis de 2008 es mucho más importante que la 1929 en el mundo. ¿Quién salvó el capitalismo salvaje liberal? China y la debilidad de la izquierda. Hoy hay que reconstruir una izquierda crítica, abierta, tolerante y, al mismo tiempo, capaz de proponer soluciones a las raíces de los problemas en lugar de aportar soluciones superficiales.

-¿La gama de reacciones internacionales a las revoluciones árabes demuestra la hipocresía de Europa occidental?

-Es mucho más grave, se trata de una estrategia política. A Europa le interesaba e interesa el paradigma de la seguridad y la forma de conseguirlo es apoyando a regímenes dictatoriales. Los europeos tienen dos obsesiones: el temor a los islamistas y la contención de los flujos migratorios. Ha habido una financiación por parte de la UE estos últimos diez años para que especialmente los subsaharianos no puedan acceder al mar, sobre todo desde la reunión en Sevilla entre Aznar y Blair. Han dado dinero para crear campos de internamiento de inmigrantes. En Libia, Gadafi escogía entre los africanos de esos campos a sus mercenarios.

-Pero ahora se apoya a los islamistas en Egipto. ¿Cree que Mursi podrá contrarrestar al Ejército?

-No existe una fuerza democrática política tolerante y moderna que pueda ganar ni en contra de los militares ni en contra de los Hermanos Musulmanes. Los Hermanos Musulmanes dejarán a los militares gestionar la situación alegando que no les dejan hacer nada. Pero el tiempo juega a favor de los islamistas, que usarán los recursos del Estado para seguir aliviando las condiciones de las capas más pobres del país. Pero inevitablemente llegará otro enfrentamiento, dentro de unos meses, de un año o dos.

-¿Qué opina de que se use la deriva de las revueltas para deslegitimar la importancia de la revolución?

-El proceso es natural, es una revolución mental: han integrado la idea de que pueden cambiar. Ahora hay una situación de repliegue pero el movimiento sigue y esa revolución mental es muy peligrosa para las monarquías árabes, para Arabia Saudí y las monarquías feudales del golfo arábigo. Sobre el hilo de esa revolución, y con la victoria de los islamistas, Arabia Saudí está recuperando el proceso revolucionario para darle un contenido islámico.

-¿Es partidario de una intervención militar en Siria?

-Sería una catástrofe: provocaría una transformación radical de la opinión pública árabe y habría una guerra civil, además de una reacción inmediata de Irán, lo que provocaría una reacción de Israel, que haría que, a su vez, reaccionase Turquía. Estados Unidos espera que el régimen caiga desde dentro. Los rusos tienen la llave: usan la carta siria para su negociación nuclear con Estados Unidos y en el Mediterráneo sólo les queda el puerto sirio.

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