Adela Cortina. Catedrática de Ética y Filosofía Política, Premio Nacional de Ensayo

"La ética es rentable, se ahorra en dinero y en sufrimiento"

  • Adela Cortina consiguió el Premio Nacional de Ensayo con 'Para qué sirve realmente la Ética' y es la primera mujer que ingresó en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas.

El viernes estuvo en Moguer y este sábado impartió una charla titulada Comportamiento ético y felicidad en la parroquia San Pío X del Polígono Sur, barrio lacerado por signos de exclusión social. Adela Cortina (Valencia, 1947) consiguió el Premio Nacional de Ensayo con Para qué sirve realmente la Ética (Paidós). Es catedrática de Ética y Filosofía Política en la Universidad de Valencia. Desde su creación en 1857, la profesora de formación germana es la primera mujer que ingresó en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas. Es una pionera de las éticas aplicadas.

-¿Cómo se enteró de que había obtenido el Premio Nacional de Ensayo?

-Me llamaron de Radio Nacional y me lo dijeron.

-La nota más larga de su obra se la dedica al profesor Aranguren...

-Nunca fui alumna suya, pero presidió el tribunal de oposiciones cuando me presenté a la plaza de adjuntía de Ética y prologó mi libro Ética Mínima, que publiqué en 1986.

-¿Por qué relaciona la ética del cuidado con las enfermeras?

-En realidad, me refiero a las mujeres en general y en el campo de la sanidad, esos cuidados los hacen las enfermeras. De la misma forma que al hombre se le asocia con conceptos como justicia, autonomía, las mujeres están más relacionadas con cuidados a los más vulnerables, niños, personas mayores. Y lo ideal es que el cuidado sea cuestión de todos.

-En el libro habla de la familia y el papel crucial de los abuelos...

-El papel de los abuelos en España es esencial porque los padres están intentado trabajar, muchos no lo consiguen. Los abuelos llevan a los niños, los traen, hay familias enteras viviendo de sus pensiones.

-Sus mentores son Platón, Sócrates, Aristóteles, Homero. ¿Todo empezó va a acabar en Grecia?

-Todo empieza en Atenas y en Jerusalén, en la civilización griega y la judía.

-2015, elecciones municipales, autonómicas, generales. ¿Hay menos ética en años electorales?

-No tiene por qué. Los partidos políticos deben cumplir sus programas y si no pueden porque se encuentren con sorpresas, explicarlo. No vale desacreditar al contrario. Como si en el mercado una empresa se centrara más en desacreditar los productos de la competencia que en vender las bondades del suyo.

-Banco bueno, banco malo, prima de riesgo. ¿Son conceptos éticos?

-De economía sabíamos poquísimo y de pronto se ha metido en las entrañas de la sociedad.

-Dice en su libro que la ética es rentable...

-Se ahorra en dinero y en sufrimiento. Llevamos diciéndolo 25 años, desde que en 1990 creamos la fundación Étnor. La ética es rentable si se hacen las cosas de una manera honesta. Salen ganando los trabajadores, los clientes, los accionistas. Hay una palabra clave, confianza. El valor de la palabra dada, el que rige desde hace siglos en el Tribunal de las Aguas de Valencia.

-¿Refuerza la ética colectiva la presencia de famosos en la cárcel?

-Es una buena noticia que haya menos impunidad.

-¿Era feliz el perro Excálibur?

-La felicidad es de los seres humanos. Los animales tienen bienestar, contento.

-¿La felicidad es un instante o un proyecto vital?

-Es una pregunta central. En Un mundo feliz, Aldous Huxley habla de la hipnopedia, un mecanismo que permite que todos estén contentos con su destino. La hipnopedia funciona de cine, nos autocensura para no decir lo que no toca. Es lo políticamente correcto.

-¿Como los escribas y fariseos del Evangelio?

-A quién se le ocurre en cualquier auditorio que las mujeres son inferiores a los hombres. Eso no se dice, otra cosa es lo que se piense o lo que se haga. Y ahí está la clave. El problema de la educación no son las leyes, no son los maestros. Es una sociedad que dice una cosa y hace otra.

-Junto a su libro estaba Curso urgente de política para gente decente, del dirigente de Podemos Juan Carlos Monedero. Lleva diez ediciones...

-Funcionan muy bien en las redes sociales. Hay conceptos que manejan mucho, pero son anteriores a ellos. La palabra empoderamiento se la oí por primera vez al indio Amartya Sen, que ganó el Nobel de Economía. Devolverle el poder a la gente. Lo decíamos en inglés, hasta que descubrimos que había esa palabra en el diccionario.

-La ha presentado su marido, el catedrático de Filosofía Jesús Conil. ¿Lo viven en familia?

-Nos conocimos en el ámbito académico. Nos fuimos los dos desde Valencia a Murcia. Y después a Alemania, a Múnich, en 1977, el año de las primeras elecciones democráticas. Yo tuve que votar por correo. Temíamos que en España no cuajara la fundamentación filosófica de la ética cívica.

-Ese año nombran a Ratzinger obispo de Múnich... 

-Fuimos a alguna de sus charlas. Volvimos en el curso 86-87 a Fráncfort para estudiar la ética del diálogo con Apel y Habermas, el gran contrincante intelectual de Ratzinger.

-Ético en el Quijote lo usa Cervantes para Rocinante como sinónimo de delgado, casi esquelético. ¿Hay que engordar la ética?

-Engordar no es una palabra que me guste. Lo que hay que hacer es meter la ética en la sanidad, en la educación, en la administración pública. Integrarla en la vida cotidiana. El siglo XXI tiene ese reto.

-¿Y el Consejo de Ministros, el gabinete de Ética?

-No. Platón ya intentó que gobernaran los filósofos y se dio cuenta de que no era la mejor idea. En todo caso, los políticos deberían tener asesores de ética a los que les hagan caso. No asesores pagados para no engordar la nómina. 

-Dice de la vida que es una "biografía sin guión", una "novela vital". ¿Qué esconde esa analogía?

-Me encanta leer novelas. Cuando hablo de la felicidad, siempre me gusta citar una novela maravillosa de Carmen Martín Gaite, Nubosidad variable. Unos días sale el sol, otros está lleno de nubes. Leer novelas y hacer ejercicio.

-Si su libro se llevara al cine, los primeros actores que cita son Charlton Heston y Jeremy Irons...

-A Charlton Heston lo cito por su relación con la Asociación Nacional del Rifle, pero yo lo recuerdo como el personaje irrepetible de Ben-Hur, Los Diez Mandamientos o Cuando ruge la marabunta. Jeremy Irons estaba genial en La Misión y si alguien quiere saber cómo fue la hecatombe de las subprimes, debería ver su película Margin Call. 

-Chocan ética y religión.

-No hay esa batalla tan tremenda entra una y otra que ven los que quieren crear un conflicto, un enfrentamiento inexistente.

-Dice que la ética es artesanía. ¿Un arte sano?

-Para insertar diferentes sensibilidades en una sociedad plural hay que hacer verdadera orfebrería.

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