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Juan Mariné BrugueraOperador cinematográfico

"Fui a Hollywood y estuve viviendo en la casa de Orson Welles"

"Fui a Hollywood y estuve viviendo en la casa de Orson Welles"

"Fui a Hollywood y estuve viviendo en la casa de Orson Welles" / juan carlos muñoz

-¿qué hay que hacer para llevar 81 años en el cine?

-Pues eso, ir a trabajar todos los días. Si no lo hiciera podría explotar.

La Policía detuvo a Teresa Gimpera y Juanjo Menéndez por darse un beso de noche en la Gran Vía"

-¿Cuándo empezó?

-Con 14 años. Fui reportero de guerra con el bando republicano. Fui el fotógrafo del comandante Líster y el entierro de Buenaventura Durruti lo rodé yo.

-Una época muy dura para empezar...

-A Paco Martínez Soria y Mary Santpere los saqué de un buen apuro y me estuvieron siempre agradecidos.

-Nace en Barcelona el último día de 1920, el año del gol de Belauste en los Juegos de Amberes...

-Mi abuelo fue presidente del España de Barcelona y mi padre jugó de portero. El Barcelona era el eterno rival entonces.

-¿A qué parte del cine se dedica ahora?

-Soy director del departamento de Restauración de la Escuela de Cinematografía y del Audiovisual de la Comunidad de Madrid.

-¿Qué ha restaurado?

-Me dieron un premio nacional por restaurar La Aldea Maldita, de Florián Rey. El dinero del premio lo dediqué a invertirlo en el laboratorio de la Escuela.

-¿En cuántas películas trabajó?

-He hecho 130 películas, la primera El octavo mandamiento, en 1936, pero he trabajado en el doble.

-¿Hollywood siempre fue Hollywood?

-Yo fui allí y estuve viviendo en la casa de Orson Welles. Una maravilla.

-¿Topó con la censura?

-Hubo un momento en el que en España mandaban Franco, Enrique Blanco, y Pacheco, el de Kodak. No podíamos rodar con los materiales que nos daban. Uno de los que no podía era Teo Escamilla. Salían imágenes de un ballet y parecían pingüinos. Nos dijeron que era un material que los ingleses utilizaban para películas con niebla.

-¿El cine español salía fuera?

-Estuve en Cuba haciendo Todo empieza ahora, una versión de La hija del Penal de García Maroto. Era en los días en los que entraba Fidel Castro en la isla.

-¿Los actores y actrices eran de carne y hueso?

-Parecían inmortales. Estuve rodando una película en Jamaica. Allí tenía una casa Tyrone Power, que se había muerto en el rodaje de Salomón y la reina de Saba. Su casa la iban a vender para hacer un hotel Sheraton.

-¿Dónde le coge la guerra?

-Viví en Sevilla la Semana Santa de 1936 y fue una experiencia inolvidable.

-A Salvador Espriu también le marcó...

-Hice muchas fotos de la Giralda. La encendieron con motivo del final de la guerra. Vi morir a tanta gente, yo estoy vivo de milagro. Con menos de veinte años había pasado a ras de la muerte. Un día entré al cine San Fernando y vi una película de Tyrone Power y Mirna Loy, Vinieron las lluvias, y fue entonces cuando decidí que el cine sería mi vida y que yo sería operador.

-¿Aprendió el oficio?

-Aquí no había más que extranjeros. Cuando empezó el cine hablado, echaron a todos los españoles. En los equipos de cine sólo se hablaba francés. Decían que no estábamos preparados para el sonoro.

-Los premios Forqué son el prólogo de los Goya...

-Fue uno de los directores con los que más trabajé. Cuando hicimos 091, Policía al habla, rodé con tan poca luz que no se lo creían. Hay una secuencia que hubo que repetir en la que Tony Leblanc está junto a unos melones en la Cava Baja.

-¿Era fácil iluminar tiempos tan oscuros?

-A Teresa Gimpera y Juanjo Menéndez los detuvo la policía de Madrid por darse un beso de noche en la Gran Vía. Estábamos rodando en exteriores y como yo prefería la luz natural no sabían que era una película.

-¿El operador era el puente entre el director y el productor?

-Los productores cinematográficos no contaban palabras, sino pesetas. Los directores eran otra cosa. Juan de Orduña me daba la lata todos los días. Ahora trabajo en una calle que lleva su nombre en la Ciudad de la Imagen de Madrid. Vicente Casanova era un productor inflexible. En Deliciosamente tontos, teníamos que rodar la boda de Amparo Rivelles y Alfredo Mayo en la iglesia de Santa María del Mar. El decorador era Enrique Alarcón. El productor se quedó tan impresionado con la economía del trabajo que quiso que le firmara un contrato por otros cinco años.

-¿Hubo un Hollywood español?

-Almería, sin duda. Había escuelas de caballistas, de doma de caballos, tiendas de cable y academias de sonido. Los caballos ya sabían cuándo tenían que doblar las piernas.

-¿Arte o industria?

-Trabajo. Cuando hicimos Un millón en la basura, le dije a Enrique Blanco que prefería seguir siendo amigo suyo antes que trabajar a sus órdenes.

-¿Los Mariné eran familia de los Bruguera?

-¿Los de la editorial? No. Eran otra rama. En 1947 me traslado a Madrid. Y empecé a trabajar con todos: José María Forqué, Manuel Mur Oti, Pedro Lazaga, Pedro Masó.

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