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Crítica de Teatro

La realidad en la prensa

Entre el mimo, la pantomima, el ballet y el teatro de denuncia se desarrolla este espectáculo que acaba de ofrecernos la Compañía (o Grupo) El Joglars, de larga trayectoria profesional, larguísima, de los que no hace mucho veíamos en nuestra ciudad El coloquio de los perros y V.I.P.. Digo larguísima trayectoria porque yo recuerdo haber visto su primer espectáculo, El Joc, en el Festival 0 de Teatro de San Sebastián en el año 1969.

Els Joglars se han mantenido durante más de cincuenta años fieles al espíritu con que se fundó la compañía. Todas sus obras han sido polémicas en lo político y en lo social.

Bajo la dirección de Ramón Fontserè, que en 2012 asumió el papel que anteriormente ejercía Albert Boadella, en Zenit hacen una sátira sobre la responsabilidad, tanto de los medios de comunicación como de quien los consume y del camino que ha tomado cierto periodismo que actualmente tiene que competir con las redes sociales donde las noticias no son contrastadas y cualquiera puede decir cualquier barbaridad sin tener en cuenta que éste es un oficio imprescindible para la democracia.

En esta ocasión el protagonista, interpretado por el propio Ramón Fontseré, es un escritor que anhelaba ganar el Premio Pulitzer, pero que termina trabajando en la redacción de un periódico manejado por una propietaria egocéntrica, maniática y manipuladora, prisionera de sus compromisos y sus amistades, es el eje sobre el que gira toda la obra.

Asistimos al día a día de ese periódico, a los entresijos de sus oficinas, de sus periodistas, al enfrentamiento entre el periodismo ético y la voracidad del medio, (vemos como un redactor presenta como suyo el trabajo de un becario)… Su cota de poder e influencia depende de las ventas y para conseguir incrementarlas no dudarán en manipular, retocar o ensuciar la realidad. No importan ni la ética ni la moral, lo importante es dar a los lectores lo que piden, tenerlos atentos y expectantes o confirmarles sus opiniones preconcebidas.

En ese día a día no dejan de aparecer las noticias sobre Cataluña, sobre Pujol, sobre Puigdemont, sobre el "simbolismo" esgrimido por Carme Forcadell en su defensa, etcétera.

La escenografía es muy acertada, presentándonos una estructura circular de varios pisos de los que van surgiendo los personajes. El fondo, plano y desnudo adquiere importancia gracias a la iluminación. Elementos importantísimos de la puesta en escena lo constituyen los objetos que acompañan a los actores y a veces los engullen como ocurre en la escena final.

No podemos dejar de mencionar la importancia que en el desarrollo de la obra tiene la música, casi toda clásica, muy bien elegida y que complementa perfectamente el aspecto visual de la escena.

El espectáculo fue muy del agrado de los aficionados que acudieron al Teatro Pedro Muñoz Seca que premiaron a los actores al final de la función con una larguísima y sonora ovación que obligó a los actores a saludar repetidamente.

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