El Puerto

Gran participación en la convocatoria de las hermanas del Espíritu Santo

  • Las religiosas recaudaron fondos para construir un dispensario en Burundi

El patio del colegio Espíritu Santo se llenaba en la tarde-noche del sábado de personas dispuestas a echar una mano a las hermanas del convento. Con toda la ilusión del mundo las religiosas habían preparado esta fiesta (incluida en los actos del VIII centenario de la muerte de su fundador, Guido de Montellier) para recaudar fondos que irán destinados a las misiones que la orden de las Comendadoras del Espíritu Santo tiene en Burundi (África), un proyecto para el que nunca sobra la ayuda que se pueda aportar. En concreto los fondos recaudados se invertirán en la construcción de un dispensario para mujeres en este país africano.

Numerosas entidades se prestaron a colaborar con las religiosas en la organización de la fiesta así como en su desarrollo, entre otras hermandades como las del Rocío, el Nazareno, Afligidos, Dolor y Sacrificio y Resucitado. También colaboró para que todo saliera bien el grupo cristiano Pastora del Peregrino y ofrecieron su colaboración desinteresada, en forma de actuaciones que amenizaron la noche, el grupo Albariza, los coros Alegrías del Puerto, espíritu Santo y Con Solera, el grupo las Tomasas y las academias de baile de Araceli Arias y Carmen Morales. El grupo de piteros de la hermandad del Rocío también aportó su granito de arena y a las doce de la noche interpretaron la salve rociera.

Durante el transcurso de la fiesta se sortearon una moto un traje de gitana y estuvo en marcha una gran tómbola para cuyo desarrollo numerosos comercios y empresas de la ciudad aportaron regalos de forma desinteresada. No en vano las hermanas del Espíritu Santo son muy queridas en la ciudad y han obtenido una importante respuesta ante su petición de colaboración. Los numerosos asistentes, entre ellos buena parte de la comunidad educativa del centro, pudieron disfrutar además de la cocina y el servicio de bar a cargo de la hermandad del Rocío. La climatología, algo desapacible, no impidió que la fiesta se prolongara hasta bien entrada la noche.

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