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Elecciones

El pueblo no quiere alquimias

  • Córdoba desde los bares ve con escepticismo la nueva etapa política: a mucha gente le inquieta que en algún momento futuro tenga que asumir que contra el bipartidismo vivía mejor

Desencanto en Valdeolleros, donde la gente piensa que poca cosa va a cambiar, que cuando acabe la fiesta la rica al rosal, la pobre al portal y el señor cura a sus misas, o sea el pueblo a trabajar y los que mandan a trincar (a trabajar los que puedan, claro). Valdeolleros es barrio sabio, austero, madrugador, escéptico. Cervecería Beer Friends, su aperitivo de queso, su programa chungo de Telecinco, su conversación cliente-camarero:

Cliente (C1): Creo que va a ir muy poca gente a votar. Por cierto, ¿quién cuenta las papeletas?

Camarero (C2): Las cuentan entre todos los partidos. En las mesas hay representantes de todos.

C1: Yo es que estoy tan negativo con todo este tema... Va a haber pocos votantes, sobre todo entre los 18 y los 25 años.

C2: El PP sacará más que los demás pero gobernará el PSOE con quien se junte.

C1: Yo creo que Ciudadanos va a romper estadísticas en este país.

C2: Va a depender de las coaliciones que haya. Dicen que Ciudadanos tiene la llave.

C1: ¿Y el PP cuándo se ha aliado con alguien, tío?

C2: Ese es el problema, que seguramente sea Ciudadanos-PSOE, de lo que escucho yo por aquí, que yo de política estoy frito. Pero creo que tanto la corrupción como la época de impuestos tan fuerte que ha habido deberían pasar factura.

C1: Tiene que haber un cambio en este país. Ya.

Un señor en una mesa se suma al debate:

-Ganará el PP pero creo que gobernará un tripartito o un bipartito o como se diga. Por mucho que el de la coleta vaya diciendo que no pacta, ya lo veremos cuando llegue la hora. La política en este país es una vergüenza, con lo que está lloviendo y que haya tíos todavía que sigan presentándose… Hay muchos que se están presentando y están metidos en problemas bastante gordos.

El bar con su clima de aperitivo y rutina, su música rítmica y triste de tragaperras, su semántica básica y acogedora, su repertorio completo de Aperitivos Santo Reino.

Bares de Valdeolleros, tapas de alcachofa con corona de anchoa, torreznillos, la salchicha Hacendado herida de kétchup, pósters del CCF, fotos de familia, el Marca envilecido por una pringue de huellas dactilares, en todos cordialidad y esa agua con truco firmada El Gallo que algunos llaman vino, el calendario Würth con sus cicatrices, su aceite de meses y su moza buenorra, hombres de soledad y aceitunas, hombres de barra y Andone, de jueves sin milagro, de ahora y colesterol, hombres efímeros de siempre, lentos, repetidos, necesarios, enjutos (no son enjutos pero me apetecía mucho el adjetivo), ahogando en el penúltimo sorbo un secreto, un adjetivo, una renuncia, homéricos hombres de barrio en sus travesías inalterables y su gramática incorrupta, trabajando entre Moriles y complicidad la alfarería intraducible de la jornada.

Como los del Bar El Olivo, noble y esquinero. En la tele se divorcian Banderas y Melanie.

-Va a ganar el PP sin mayoría absoluta. Pactará con su compadre, Ciudadanos, son más o menos el mismo rollo. Soy de los que piensan que tendría que mandar el que más votos sacara, los pactos no me gustan.

-Que se junten unos pocos para ganarle al primero…, eso no debería ser. Si el PP es el más votado, que mande el PP y los otros que se vayan buscando la vida, pero juntarse tres para desbancar al que ha ganado la mayoría… Ponme otro medio, niña.

-Todo el mundo piensa que son ladrones, no todos, pero hay muchos. Lo que ha salido y lo que algún día irá saliendo...

-Chorizos del PP, del PSOE… El que manda es el que puede: el que puede robar. No me des consejos, ponme donde haya y ya me buscaré la vida.

Valdeolleros es un Montmartre sin artistas, sin cimas y sin putas (creo), Valdeolleros es un Brooklyn norteño de ofrenda y pescaderías. Las señoras de Valdeolleros vienen de Santa Rosa con un cansancio de bolsas y matrimonio, de madrugones y chirimoyas. En los letreros de los bares anuncian fútbol y ponen mal el nombre de los equipos, sobre todo cuando juega el Shakhtar Donetsk. Valdeolleros es un despertar blanco de calles leves con su pesadumbre de perros y carteros. Esquinas ojerosas que no piden explicaciones.

Bodega Caracuel, taurina, flamenca y futbolera, autenticidad directa y española, presidida por Manolete, y a la entrada la sorpresa gozosa del árbol genealógico del cante pintado por Enrique Asensi, que de algo le suena al cronista.

-Gana Rajoy sin absoluta. Pactaría con el PSOE, no hay otro.

-Rajoy por absoluta. Ciudadanos, vale, pero Podemos… Es un chulaco el tío ese.

-Porque es muy listo, más que sus muertos, aunque no va a salir.

Tercia el camarero:

-Sale el PP pero tendrá que pactar con Ciudadanos. Si los dos partidos grandes tuvieran vergüenza y quisieran lo mejor para España, pactarían y no mandarían las minorías. Un pacto PSOE-PP, pero…

El segundo interviniente se mete un rato con Antonia Parrado.

Nos vamos al centro. Taberna Regina, un hombre lee la prensa en la terraza.

-Está la cosa complicada, confusa, pero quizá nos podamos sorprender. Creo que es posible que el PSOE dé una sorpresa y, aunque no saque mayoría, saque más de lo que se espera.

¿Está bien que se disuelva el bipartidismo y haya más para repartir la tarta?

-No sé hasta qué punto eso es bueno. Es bueno que haya más gente representada y más ideas, pero a la hora de gobernar… En Italia han estado así muchos años y ha sido un follón.

Podemos.

-Ha ido evolucionando y cambiando un poco… No me acabo de creer la historia, aunque simpatizo en muchas cosas con ellos. Pero son novatos de gordo y esconden un poco lo que hay, de dónde vienen y lo que son.

Ciudadanos.

-Aparte de la cara bonita del líder, no sabemos nada. Es una derecha liberal. Pero bueno, viene bien algo de aire fresco.

Los cabeza de cartel.

-Pedro Sánchez. Tiene un equipo y una historia detrás fuerte. Muy inteligente.

Un sondeo rápido entre otros clientes aporta conclusiones claras: preferencia por el gobierno de uno de los dos tradicionales con apoyo de otra fuerza, deseo de estabilidad, desafección por fórmulas barrocas o experimentales.

El Picoteo del Gallo, tres amigos entre el fino y la morcilla achorizada, buena, de la que pica un poquito.

A1: Yo veo un maremágnum, pero si me tengo que definir por algo le diré que la gente seria es la del PP.

A2: Yo opino como él. Hay mucha incertidumbre. Creo que ganará el PP, según se desprende de las encuestas, pero no podrá gobernar por sí solo, va a tener que hacer acuerdos. Es una cuestión de que se tenga sentido común, de que sepamos lo que es bueno y nos interesa.

A3: El PP con Ciudadanos: es lo más serio que hay en política ahora mismo en España.

A2: El bipartidismo es bueno que se rompa, pero lo nuevo que se pueda formar es un poco desconocido, asusta todavía porque hay antecedentes fuera de nuestro país que han sido un auténtico fracaso, y esto al ciudadano de a pie le produce algo de temor. Pero el progreso es bueno, siempre que no se pierda el norte.

A3: El PP debería dar paso a las nuevas generaciones.

A1: Rajoy con 23 años era número uno de los registradores de la propiedad de España. Necesitamos políticos preparados. En política, como en cualquier tema, quiero que la persona que me mande sepa más que yo, a años luz. Pero no me puede gobernar una persona que no sabe hacer la o con un canuto ni por dónde camina. Debe tener criterio, conocimiento, ser como un arquitecto que hace un edificio y sabe si se va a derrumbar o no. La política adolece de conocimientos, de cultura, de títulos universitarios. Eso es lo que tiene que estar en la política, sean de la ideología que sean. Los que sepan. No esto que hay ahora.

A2: Acerca de Pablo Iglesias, profesor universitario que está irrumpiendo en el panorama político como una persona que defiende libertades: tendría que explicar cómo es que está cobrando del régimen iraní y asesora a gobiernos de fuera de España como el de Venezuela, que además ahora mismo ha caído. Maduro ha salido en televisión diciendo "adiós, Rajoy" y ahora el que está en la calle es él. Y este tipo, Iglesias, defiende estas cosas y pretende gobernarnos. La verdad, me intranquiliza, me produce pesadillas.

A1: Queremos al que nos dé el pan.

A3: Y estabilidad.

La tarde desliza una facilidad de ardor líquido y azul neutro, las barras con su poso, su herencia textil, su mancha de menudillo, su eco de blasfemias y codos, su residuo primero o final. La ciudad se recoge con frío y travesura. El pueblo no quiere alquimias.

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