Cristina suma varias décadas yendo al Rocío con la Hermandad de Sevilla. Antes de comenzar a grabarla, pide un momento para colocarse la flor. Se pone frente a la cámara y el resto de componentes de su carriola, Los Danger, la observan y utilizan los móviles para llevarse un recuerdo más de su camino. Un trayecto intenso y duro, que comienza para ellos mucho antes de que el simpecado salga del Salvador en dirección a Almonte.
Precisamente ella destaca ese momento entre los más especiales de la romería, porque supone el inicio de los días más importantes de su calendario. Y aunque dice que El Rocío no se puede explicar, transmite su fe rociera incluso contando como corretean los niños en el patio de la casa de hermandad cuando vienen en verano.
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