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Luis de la Maza. Copresidente y consejero delegado de Cajamar

ýLas familias soportarán el Euríbor porque la casa es lo último que se deja de pagarý

  • Asegura que el aumento de los impagos no se está notando en la entidad que dirige, y cree que el próximo año la banca sacrificará beneficios en favor de más provisiones

Tras la fusión con Caja Rural del Duero, Cajamar ha alcanzado las 912 oficinas, 4.000 empleados, 1,4 millones de clientes y cerca de 45.000 millones de euros de negocio. Precisamente, este año lo cerrará con 30 nuevas sucursales y un aumento del beneficio del 18 por ciento. De aquí a 2012, su principal objetivo es cubrir con la red comercial todo el mercado nacional. 

–Está a punto de concluir 2007, ¿qué balance hace del año?

–Se han ido cumpliendo las previsiones que habíamos hecho al comienzo del ejercicio. En cuanto a  la expansión, inversión y captación, hemos ido siguiendo un ritmo normal durante todo el año. No obstante, también es verdad que a partir del verano, como en el resto de las entidades, hemos observado una serie de turbulencias que han supuesto una incertidumbre en el sector que hay que despejar para recuperar la confianza.

–¿Se han notado más esas turbulencias en el plano local?

–Han sido a escala internacional. La crisis financiera de las subprime en Estados Unidos ha provocado numerosas incidencias, pero no sabremos hasta qué punto ha afectado a las entidades hasta que no cierren sus cuentas anuales.

–Cajamar se ha visto perjudicada por esas hipotecas de alto riesgo...

–Sí, pero no tuvo repercusión ninguna, porque los productos afectados se reconstituyeron en menos de tres meses. En los paquetes de algunos productos teníamos algunas de estas contaminaciones, pero sólo representaban el 0,3 por ciento de un fondo de inversión concreto. Es una anécdota, porque nosotros vendemos 1.400 fondos. No nos va a afectar y no hemos tenido que realizar ninguna dotación ni nada.

–¿Vislumbra más incertidumbres?

–Es importante esperar a ver cómo queda la situación política. Una vez que esté marcado el campo de juego, se acabarán todas las turbulencias y empezaremos a trabajar, de forma que todos sepamos dónde estamos.

–Lo malo es que las elecciones no son hasta marzo y, seguramente, hasta mayo no habrá nada claro...

–Ése es el problema. La situación la vemos de una forma relativamente normal, pero, por ejemplo, en la construcción se está hablando de que van a bajar los precios y la gente está esperando casi a que le regalen la vivienda. Empezar a escuchar noticias fuera de la normalidad lleva a que los ciudadanos se retraigan y paralizan el mercado.

–¿Y cree usted que la vivienda se va a abaratar?

–Difícilmente.

–¿Podrán afrontar las familias la continuada subida del Euríbor?

–Pienso que sí, porque la vivienda es lo que más cuidamos y lo último en lo que hacemos impagos.

–¿Están notando un aumento de la morosidad?

–Lo que estamos haciendo es anticiparnos a las situaciones. Con los cambios del Euríbor, las familias se dan cuenta tarde de que tienen que buscar una solución a la situación que tienen. Nosotros nos ponemos en contacto con las familias, buscamos soluciones y les damos un margen para evitar la morosidad. Desde ese punto de vista, no estamos notando un crecimiento de la morosidad. También es verdad que tenemos muchas operaciones, pero no suelen ser de gran tamaño.

–¿Qué papel jugarán las entidades de crédito en este contexto?

–Las entidades financieras españolas tienen ahora una gran solvencia y están muy bien provisionadas, incluso al límite de lo que les deja la normativa. Es posible que las entidades vayan ahora a sacrificar resultados en beneficio de un mayor provisionamiento.

–El negocio bancario ha crecido mucho en los últimos años vía hipotecas, ¿cambiará esa tendencia?

–Nosotros nos estamos centrando en atender a nuestros clientes inmobiliarios y estamos observando que su actividad se está ralentizando. Irá disminuyendo, pero no porque no concedamos más créditos, sino porque la propia actividad se está frenando. En Cajamar, de cualquier forma, seguimos sirviendo a las pymes, los particulares y al sector agroalimentario.

–Parece que ahora la guerra entre entidades va más por el camino  de los depósitos, con rentabilidades de hasta el 7 ó 10 por ciento...

–Sí, pero eso es natural. Lo que no puedes hacer es quedarte atrás para poder competir.

–Ustedes se acaban de fusionar con la Rural del Duero, ¿pasa el futuro de la banca por las fusiones?

–Sí, y de hecho está ocurriendo. Hay que tener dimensión para poder competir en un mercado cada vez más exigente. Tanto a nivel español como mundial se observa un mayor nivel de integración, en la banca y en otros sectores.

–Unicaja suele aparecer como referente del sistema financiero andaluz, ¿se siente Cajamar menospreciada de alguna forma por ello?

–No, nosotros hacemos nuestro trabajo de forma callada. Que nos valoren los demás. El resto de las cajas andaluzas son muy competitivas y nosotros estamos ahí, pero con respeto hacia los demás.

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