La canciller alemana, Angela Merkel, adelantó ayer que defenderá su receta de austeridad para superar la "histórica" crisis europea y que no hará concesiones en la cumbre del G20 que se celebra la semana próxima en México. La crisis supone "una prueba histórica", sostuvo la canciller en un discurso ante empresarios en Berlín. "El tema Europa se decide fundamentalmente estos meses, este año".

Pese a las voces críticas que exigen a Berlín mayor flexibilidad, Merkel advirtió que "Alemania no se dejará convencer por soluciones rápidas como los eurobonos, fondos de estabilidad y fondos europeos de garantía de depósitos". La líder cristianodemócrata (CDU) tampoco apoyará por el momento estímulos a la coyuntura: el crecimiento basado en más deuda es "insostenible" y sólo agravará los problemas, justificó. También lamentó la "falta de confianza" entre dirigentes de la Eurozona y consideró que la alternativa entre "crecimiento y austeridad fiscal" plantea un "falso debate".

Por parte de Francia, su primer ministro, Jean-Marc Ayrault, señaló que su país no pretende una alianza anti-Merkel y un portavoz de Exteriores afirmó que "lo importante es un acuerdo de todos los europeos" para reducir el déficit y favorecer el crecimiento.

La crisis del euro centrará la atención de la cumbre de los 20 en Los Cabos (México). En un intento de acudir a la cumbre con una postura europea coordinada, los jefes de gobierno de Alemania, España, Francia, Reino Unido e Italia celebraron ayer una teleconferencia, en la que también participaron el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, y el jefe del Consejo, Herman Van Rompuy.