Crónicas marcianas

La vida normal

Ya? Ya está. Pasado mañana es el peor día del año. Se retorna a la vida normal. Tengan en cuenta que allá por el mes de septiembre, uno empieza ya a sentarse por las tardes con un café, un cuaderno y un bolígrafo escogidos para el momento, y se pone a flirtear con las primeras notas y las primeras ideas. Aún con salitre y el bronceado impertérrito, se empieza a ensayar. Prácticamente subes de la playa, te duchas y te vas al local. Desde septiembre hasta enero, las tardes-noches las ocupa el Cannavá. Llega enero, y ya son las tardes enteras de escribir, preparar pregones (que también), ver el Concurso, acostarte tarde, levantarte, ver periódicos, y así durante un mes entero, en el que ya el Cannavá ocupa mañana, tarde y noche. Y termina el Concurso. Y los últimos diez días de este proceso diabólico consisten en levantarte, comer, ponerte el tipo, cantar, aquí y allí y más allá, acostarte sin hora, y de nuevo levantarte y ponerte el tipo, completando un círculo vicioso que parece que nunca tiene fin... pero lo tiene.

Y llega el lunes. Todo se ha acabado. No hay que escribir, ni hay que hablar con artesanos, ni ir a la costurera... y dan las nueve... y no tienes que ir a ningún sitio. Te vistes como una persona normal, hasta el punto de sentirte raro con vaqueros y con tus tenis que no te pones desde hace dos semanas. Y sales a la calle, y no hay luces colgadas ni gente disfrazada. Los comercios cierran a sus horas, y las almacenes no venden lotes. El suelo está casi limpio. San Antonio es como un poblado fantasma y de los escenarios sólo quedan los esqueletos.

Te das cuenta de que vuelves a la vida normal. Aunque desde marzo hasta septiembre pasan seis meses. Lo mismo que desde septiembre a marzo. Por lo que ya no sabes si la vida normal es la que la gente llama "normal", o lo normal es vivir en Carnaval. Vete a saber.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios