Defendiendo el tipo

La bienal de guatifó

Guatifó echa la baraja. Y lo ha hecho a su modo: sin estridencias ni divismos, diciendo adiós mecidos en la música suavita de Juan 'Caracol'.

Durante muchos febreros -desde aquel memorable 'Seis ratas por habitantes'- han administrado el sagrado sacramento de la ironía. Sin trinos ni gorgoritos, con su puntito canalla y transgresor, demostrando que se puede rimar Logroño con Zirconio (por cierto, un metal casi inmune a la corrosión) y hundiendo sus raíces en el Carnaval más auténtico.

Estuve en la tertulia de 'La Casapuerta donde', hace justo una semana, Antonio 'Devon', Juan 'Caracol' y Manolo Padilla impartieron una clase magistral sobre los gaditanos y su fiesta, digna de figurar en el libro de texto de Primero de Carnaval…

Un hasta siempre sin rencores y con simpatía, sin amargura y sin cuentas pendientes. Y eso que sobrevivieron a la calle, lejos del star-system carnavalesco. Dije una vez que para ser rebelde de verdad hay que ponerse fuera del sistema. Y el Carnaval es rebeldía. Como Guatifó: lejos del Falla, ese ecosistema de vanidades, purpurina y mercado.

Optaron por un Carnaval sin más reglamento que su propia inspiración, sin más patronato que la calle, ni más jurado que la gente. Eligieron un modelo más colectivo, como es el carnaval callejero, donde no hay la chirigota de Fulano, la comparsa de Mengano o el coro de Zutano. Nunca fue "la chirigota de", sólo Guatifó…

El Carnaval callejero, "las ilegales", son hoy el otro Carnaval, un Carnaval sin presidentes, ni artistas, ni homenajes, ni cronómetros y sin famosos con bufanda. Sólo divertirse y divertir, el espíritu Guatifó.

Guatifó hizo sencillo lo difícil, resistió -como el Zirconio- a la corrosión de la calle, y ahora se va llevándose el secreto, el Santo Grial del cuplé.

Dicen que sacarán algo cada dos años. Una bienal…

Mientras, un respeto para Guatifó. Y un aplauso grande.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios