Mentidero

Supervivencia del cuarteto

El aún reciente fallecimiento de Pepe Scapachini se llevó a la final de los cielos a otro gran componente de cuartetos. Aquel legendario grupo del Peña, el Masa y los hermanos Pepe y Paco Scapachini se consagró como el modelo. Pues aunque otro sector del público, menos purista, era favorable al cuarteto de Rota (al que le faltó continuidad), la realidad era esa: el verdadero cuarteto se debía asemejar a lo que interpretaban el Peña, el Masa y los Scapachini en aquellas agrupaciones legendarias. Entre los principales continuadores de hoy subyacen esas enseñanzas, cada uno con su estilo. A mí me siguen gustando los cuartetos bien rimados, aunque sean a base de Logroño y tal.

Pero los tiempos requieren de una permanente evolución. También en los cuartetos. Los coros de hoy no son como los de El Quini (¿qué diría Joaquín Fernández Garaboa, si viviera?), ni las comparsas se parecen apenas a las de Paco Alba, ni las chirigotas a las de Fletilla. El Carnaval se renueva, para bien y para mal. Entre las figuras del cuarteto contemporáneo, se le debe reservar a Manuel Morera un lugar indiscutible. Por su palmarés y por su forma de ver los repertorios. El regreso, acompañado de habituales como Carlos Mení, y de incorporaciones rejuvenecedoras, como Iván Romero, es una buena noticia. El cuarteto, que tiene dos nombres en realidad ('El equipo a minúscula' y 'Comando Caleti') debutó con buen pie.

La lucha de los cuartetos del siglo XXI ha tenido cuatro escuelas o familias bien diferenciadas: la de Morera, la de Gago, la del grupo de Joselito y la de los Niños. No ha sido estática, pues se han dado casos, como el de Selu Piulestán, que han cambiado de bando, según las circunstancias. Pero en esos cuatro grupos han estado los mejores cuarteteros del siglo XXI. Fuera de ahí, lo demás ha interesado poco.

Esta es la inconveniencia que han padecido históricamente los cuartetos. Son escasos los elegidos y demasiados los bastinazos. Un cuarteto bueno levanta una función. Uno malo la suele hundir. Por desgracia, los malos son más que los buenos, aunque en los últimos años se están cortando. Por suerte, los buenos siguen compitiendo, y vuelven cuando se van, como le ha pasado a Morera, que regresa. Es, en sí mismo, como una parodia del hijo pródigo en versión cuarteto.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios