Hasta el Congo

Memoria histórica

Me obligo a mí mismo a sacar un ratito en estos días de ajetreo extremo para visitar la, más que seguro, maravillosa exposición dedicada a Paco Alba, localizada en la Casa Pemán. Aunque no la he visitado aún, ya sé que es maravillosa, dado que las manos de Javi Osuna son responsables de la misma, y eso, ladies and gentlemen, es garantía. Sin olvidar a Santi Moreno, arqueólogo de esos Carnavales que parecen prehistóricos, pero de los que nos separa sólo la generación equivalente a un abuelo.

Y es que a falta de Museo, qué mejor que estas cositas. Carnaval de post-guerra, en blanco y negro, de alpargatas y corchos quemados para pintarse la cara. Nuestros orígenes. Y entre ellos, Paco Alba y su chirigota primero, su comparsa después. Coplas que han sobrevivido décadas, y que son banda sonora de viajes veraniegos y nocturnos en autobús por esas rutas de Dios. Al fondo del vehículo, tíos como maromos, que vienen de cantar sus cositas, y que para hacer el viaje de vuelta más ameno, uno trinca la sonanta, otro se dedica a la segunda, el que nunca sube lo intenta, y el resto el tenor de toda la vida. Y dale, Sergio… "Como gaditano", "No es que la luna", "Se siente nostalgia", "La guitarra española"…etcétera. Remix con los greatest hits más recientes, del Carnaval de este siglo, y del ochentero pop-purpurinero. Pero sin duda, las coplas del conileño son el hilo musical. Se cantan admirando al autor. Sonriendo. Mirándonos los unos a los otros para saber donde entrar, donde parar. Y así pasamos las horas, entonando plegarias inmortales del Carnaval de nosotros. De nuestra historia.

Le recomiendo la visita. Le suplico que se interese, si pertenece usted a los advenedizos al Carnaval. De los que se enganchó a ésto, ya madurito, por Youtube o por el jartible de su oficina que le daba la brasa. Conozca por qué estamos aquí. Por quién se canta como cantamos. Harme caso oé.

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