La selección española de voleibol arrancó del peor modo posible su participación en el Preolímpico con una derrota ante Cuba (1-3) que pone en serio riesgo su presencia en los Juegos de Pekín. La mitad del pasaporte olímpico pasaba, inexorablemente, por vencer en esta jornada inaugural y dejar para la última, ante Alemania, el desenlace final. Así era el guión previsto que había que seguir, pero España tomó otro rumbo bien distinto.
Ante su particular bestia negra -la última victoria de España ante los antillanos en partido oficial se remonta a 1996-, los hombres de Marcelo Méndez se mostraron titubeantes, nerviosos y con escasos recursos para superar a su adversario. Orlando Samuels, el veterano entrenador cubano, había pedido a sus jóvenes promesas la serenidad necesaria para afrontar esta trascendental cita. Su prometedora selección no sólo dio muestras de un enorme aplomo, sino que doblegó a los actuales campeones de Europa y de paso abrió de par en par sus ilusiones olímpicas. Hoy, Alemania y Cuba disputan un duelo clave y España se mide a la débil Taiwán.
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