A pesar de los dimes y diretes de los eternamente descontentos, el Cádiz lleva camino en la presente temporada de conseguir ciertos registros de carácter positivo con pocos precedentes a lo largo de su historia. Es el caso de su condición de equipo invicto como local, que mantiene en la actualidad a pesar de que ya sólo le restan por jugar en el Ramón de Carranza seis encuentros correspondientes a la competición regular, a los que habrá que sumar seguramente alguno que otro de una fase de ascenso a Segunda División A en la que la presencia del conjunto amarillo se antoja ahora mismo más que probable.

Desde que debutara en Segunda División, allá por la temporada 1935/36 bajo la denominación de Mirandilla, el primer equipo gaditano ha culminado en media docena de ocasiones la proeza de acabar una competición liguera en categoría nacional sin saborear jamás el amargor de la derrota, algo que está al alcance de su mano en la presente campaña.

De esos seis precedentes, tres se produjeron militando en Segunda División y otros tantos con la escuadra amarilla en Tercera.

Destaca sobremanera lo acontecido en el ejercicio 1962/63. Dirigido desde el banquillo por José Luis Riera, el Cádiz convirtió el Ramón de Carranza en un inabordable fortín del que no escapó punto alguno en la quincena de compromisos ligueros como anfirtión. Pudo tratarse del primer ascenso a la máxima categoría, pero sólo le sirvió para acabar cuarto de su grupo porque como visitante se limitó a ganar dos partidos y empatar tres.

Cabe reseñar que en la temporada 1946/47 se computan tanto los nueve choques de la primera fase de Tercera División como los siete de la fase intermedia. Del mismo modo, en la 1969/70 se suma a los 19 del grupo VII de Tercera el de la exitosa promoción de ascenso a la categoría de plata contra el Racing de Santander.