Cádiz | linares · la crónica

Con dos destellos basta

  • Sin claridad El Cádiz vence al Linares en un partido que sólo es capaz de desnivelar en dos acciones puntuales Estéril El equipo jiennense se hace dueño del balón, pero se muestra timorato y no inquieta

Después de la decepción vivida en Melilla hace una semana era fundamental que los tres puntos en juego contra el Linares se quedaran en el Carranza como fuera. Puestos a pedir, se esperaba que el Cádiz obsequiara a su gente con un partido como el del San Fernando, pero ayer no se vio el buen juego por ningún lado. El equipo de Javi Gracia perdió el balón y lo pasó mal, pero afortunadamente se lo robó un equipo completamente inocente, plano a más no poder, que no inquietó lo más mínimo a Dani.

Dos cabezazos en los últimos minutos de cada tiempo sirvieron para que los amarillos se llevaran un triunfo que sirve para estabilizar al equipo en lo más alto. No se había llegado a perder la tranquilidad en la plantilla por haber perdido en Melilla, pero otro mal resultado habría provocado una desagradable inquietud.

Los futbolistas se habían conjurado para empezar el partido de una forma diametralmente opuesta a la que se vio hace siete días y lo consiguieron, pero el efecto se fue diluyendo con mucha rapidez. Al Cádiz se le veía enchufado y con capacidad para llega a base de una circulación fluida, pero no llegó a crear ocasiones claras hasta después del primer cuarto de hora. Este equipo sigue teniendo arriba tanto peligro como el jurado de chirigotas del recién finalizado concurso del Falla, pero ayer se encontró con un rival muy bien plantado y que tenía clara la consigna de quitarle la pelota a los amarillos.

El Cádiz sólo se acercaba con opciones de marcar cuando robaba algún balón en los tres cuartos del campo, algo que sucedía en pocas ocasiones porque el Linares era capaz de sacarlo jugado en la mayoría de las ocasiones, aunque después le faltaba mordiente para aspirar a algo más. Ormazábal rozaba el gol a los 18 minutos tras un buen servicio de Carlos y el argentino disparaba arriba tras una buena jugada elaborada por la derecha entre Cristian y Enrique.

El partido estaba donde quería Tomé, entrenador del Linares. Le había quitado el balón al Cádiz y en contadas ocasiones encontraban espacios los cadistas para poner en aprietos a Moso. Carlos hacía un esfuerzo por ayudar al equipo tras una semana con molestias en el pecho, pero no estaba del todo fino. Toedtli tampoco vivía su mejor día y el equipo echaba de menos su clarividencia en el pase y lo que aporta el argentino jugando de espaldas.

Menos mal que Enrique sí estaba a su nivel habitual, porque López Silva tampoco estaba destacando como en otras tardes partiendo desde la izquierda. El Cádiz se pudo adelantar en una acción en la que el ex del Orihuela centró desde su banda y que convirtió en gol el extremeño, pero se señaló un fuera de juego bastante discutible. La lata no se abría, a pesar de que los jugadores de Gracia intentaban llevar el peso.

Pero como ha pasado en otros partidos de la temporada, el Cádiz necesita muy poco para desnivelar un partido y en el rechace de un córner llegaba una jugada que concluía en gol de Fleurquin. López Silva conectaba con Enrique y el centro del éste lo cabeceaba en plancha el uruguayo, que había subido a rematar. Quedaban cuatro minutos para el final del primer tiempo y los locales se podían ir al descanso ganando sin haber hecho excesivos méritos para ello. En el 44 se le anulaba a Sosa un gol por fuera de juego, pero nadie del propio Linares lo reclamó.

Cabía esperar que en la segunda parte cambiara el panorama porque el equipo jiennense debía arriesgar algo más, pero no fue así. Dio la impresión de que el Linares ni siente ni padece y que el equipo de Tomé sólo se sabía un guión, pasara lo que pasara. El balón era suyo, todavía con más claridad que en el primer tiempo. Fran Moreno y Bouzas movían a los visitantes y Moreno estuvo cerca de marcar en el minuto 59 tras una buena jugada colectiva. Iba a ser la última y única señal de malicia en el contrincante de los amarillos.

De haber sido otro el rival de los cadistas, posiblemente ahora se estaría hablando de un resultado muy diferente. Faltaban unos 20 minutos para el final y el público sólo disfrutaba por ser Cádiz como es, pero las sensaciones que transmitía el equipo no eran demasiado buenas. El balón no le duraba nada en su poder y los cambios tampoco estaban dando el resultado esperado. La reacción llegó cuando al Linares se le acabaron las fuerzas y cuando despertó Enrique, criticado por muchos, pero un valor seguro para desatascar los partidos que se complican como el de ayer.

El partido iba muriendo y era el Cádiz quien pisaba el área de su oponente. Fleurquin cabeceaba por encima de la portería un córner lanzado por Carlos en el minuto 80. Otro centro del madrileño acabaría en gol por un excelente frentazo de Ormazábal, con el que daba tranquilidad a los cadistas. Los puntos se quedaban en el Carranza y de eso se trata. Otro día llegará el buen juego. Ahora le toca a sus perseguidores.

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