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Dos brazadas y a guardar la ropa

  • El Cádiz hace lo justo en el Cuvillo ante el Racing para conquistar el XXXVIII Trofeo 'Ciudad del Puerto' · Rubiato y Velasco anotan los goles amarillos en dos partes calcadas y López Silva es el más destacado

Al Cádiz le bastaron los primeros minutos de cada periodo, en los que logró sus dos goles, para imponerse al Racing Portuense y llevar a sus vitrinas un nuevo Catavino. Los amarillos nadaron y guardaron la ropa y sólo López Silva, que jugó los 90 minutos, pareció disfrutar con las botas puestas.

Desde el pitido inicial, los pupilos de Javi Gracia sacaron a relucir su juego: su apuesta por el fútbol de toque como único camino hacia el gol. Y este no se hizo esperar. A los cuatro minutos, Borja Rubiato mandaba el balón al fondo de la red de la portería defendida por Dani. El tanto, de cabeza, llegó tras una buena acción de los amarillos desde su propio campo. Cristian acabó centrando desde la derecha para que Rubén Pérez, que se lo sigue creyendo a base de buenas razones, rematara algo forzado con la pierna. El balón se marchaba al larguero antes de colocarse en una bandeja que no desaprovechó el teórico cuarto delantero del Cádiz.

Mientras el Cádiz se reconocía sobre el césped, el Racing se presentaba ante su gente con dudas iniciales que fue disipando hasta llegar incluso con cierto peligro a las inmediaciones de Kiko Casilla. Pero era el Cádiz el que hacía más ruido. Erice y Fran Cortés, que fue de más a menos, controlaban el centro del campo. Mientras, De la Cuesta y Álvaro Silva cubrían todas las espaldas con criterio. Y por las bandas, López Silva era el más atrevido y los racinguistas sólo podían frenarle con faltas.

Faltas y más faltas hicieron que el partido fuera cayendo en una espesura que no desapareció hasta el descanso. Enrique, cerca del minuto 45, estuvo a punto de marcar el segundo del Cádiz, pero Dani se lució. También pudieron empatar Villalustre y Villalba, pero Casilla demostró que esta también puede ser su temporada.

Fue justo en la reanudación cuando cayó el segundo tanto amarillo: Velasco, casi a placer entrando por la derecha, aprovechaba un pase de la muerte de Rubiato. De los que jugaron la primera mitad, sólo Erice, López Silva y el madrileño continuaron sobre el campo. Y tras el gol de Velasco, poco más. El autor del segundo gol dejaba al Cádiz con diez al retirarse con unas molestias en el muslo. Javi Gracia no tenía más recambios y el árbitro no permitió que saltaran al campo jugadores que ya habían actuado.

Sin Velasco, más espesura.Hasta el final. Sólo López Silva parecía estar disfrutando del juego y fue el único que alegró la vista de los espectadores, con el permiso de Abraham, que junto a Erice formó por momentos una buena sociedad en el centro del campo.

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