El triple es una suerte cada día más decisiva en el baloncesto, muchos partidos se explican por el acierto o la falta de él desde detrás de la línea. Existen otro matices, pero el Baskonia metió con buen tino desde fuera y el Iberostar Tenerife, que desplegó su habitual baloncesto, de ágiles circulaciones y ocupación de espacios, erró pese a encontrar buenas posiciones. Empero, con un 21% de efectividad desde allí es difícil ganar en el baloncesto moderno. Y ganó el anfitrión (90-81), que despojado de nervios y obligaciones gana peligrosidad.
En el decorado, un jugador de claro perfil copero en el bando local como el explosivo base Shane Larkin (26 puntos y ocho asistencias), que dinamitó cuando más apretó el conjunto canario. Resistió el equipo de Vidorreta, abroncado en el Buesa por su condición de bilbaíno y cuitas pasadas, en esa tensa diferencia de cinco a 10 puntos de desventaja el mayor trecho del choque. Pero le faltó la dosis de puntería necesaria para rondar los casi 90 puntos que suele exigir el Baskonia a sus rivales.
Nunca desistió la revelación de la Liga Endesa, cabeza de serie en este duelo. Tuvieron ese acierto el interior griego Bogris (18 puntos y nueve rebotes) y el fino exterior de la escuela lituana Grigonis (él sí, 3/7 en triples para 23 puntos y seis asistencias), piezas que se revalorizan en la gran temporada del equipo tinerfeño. Pero, con cinco jugadores en 10 o más puntos, el anfitrión marcó el territorio.
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