El Club de Rugby Atlético Portuense afronta lo que resta de segunda vuelta de la temporada -ya se ha jugado su primera jornada- con el claro objetivo de finiquitarla en la tercera plaza, un logro que, de obtenerse, sería muy bien valorado en una institución amateur que al principio de campaña observaba con recelo el potencial que se presumía en los rivales.

El conjunto portuense finalizó el año 2011 en la cuarta posición, con 23 puntos, superado por CRC Madrid (43), Cisneros (35) y CAU Valencia (27) y por encima de un clásico como Les Abelles (20), Liceo Francés (20), Arquitectura (9) y Helvetia (1).

El equipo que entrenan Andrés Cantero y Guzmán Álvarez se ha impuesto en cinco encuentros, sucumbiendo en cuatro, una estadística apreciada por el cuadro técnico. "Iniciamos la temporada con dudas por los comentarios que nos llegaban de los otros equipos. Suponíamos alcanzar el ecuador más abajo en la tabla, pues sufrimos varias bajas, jugamos solo con gente de casa y nuestra plantilla es corta, pero los resultados, en general, nos han acompañado", explica Cantero, quien apunta que lucharán por la tercera plaza "hasta el final".

Cantero entiende que los enfrentamientos directos contra CAU Valencia y Les Abelles decidirán cuál es la entidad que acaba tercera la competición, toda vez que el CRC "está intratable y agrupa una plantilla que debería militar en División de Honor" y el Cisneros "también denota fortaleza". Arquitectura y Helvetia, en cambio, son dos conjuntos que se han venido mostrando muy por debajo del resto.

La campaña que firma el CRAP resulta aún más meritoria si se atiende al muy negativo factor de las bajas. Los portuenses sufren la falta de tres efectivos trascendentales: Tete de la Cueva, "un jugador aquejado de rotura del tendón del bíceps del brazo izquierdo, que metía un tanto por ciento elevado de puntos", y cuyo concurso no retornará hasta el próximo ejercicio, Gandullo, el capitán, y Kincho, dos hombres que se ansía recuperar cuanto antes.

Por contra, Andrés Cantero observa satisfecho las evoluciones de Joaquín Nimo, "un jugador que subió el año pasado al senior y que se está erigiendo como uno de los puntales de la melé", Jesús Nimo o Fosky, "personas que están creciendo, por las que el club apuesta mucho y que con el tiempo resultarán importantes".

Cantero valora positivamente la segunda campaña en la que compagina con Guzmán Álvarez la dirección del CRAP. "Mantenemos un equilibrio pacífico", bromea, "en el que yo aprendo de él sobre la melé mientras que intento enseñarle cosas sobre la línea de tres cuartos".

Cantero se muestra consciente de que la liga "se ventila, prácticamente, en el mes de enero", en una campaña "muy densa de partidos, en la que jugamos casi todos los fines de semana, por lo que no da tiempo a recuperar efectivos y padecemos especialmente quienes disponemos de una plantilla más corta". En dicha tesitura se alza muy notable "el saber competir, sobrellevando la sobrecarga física y la presión de la tabla clasificatoria".

Guzmán Álvarez, en la actualidad segundo técnico en un club al que llegó hace siete temporadas, procedente del Carrasco Polo, de Montevideo, considera que la temporada actual "no es la mejor, pero va bien", lamentando el choque que se perdió en la Ciudad Deportiva frente al Liceo Francés.

Para Álvarez Tapie lo más reseñable es que el plantel, básicamente el mismo que el del ejercicio anterior, "entiende ahora mejor lo que los técnicos queremos que se desarrolle sobre el campo". "Estamos encantados con los jugadores que tenemos y hemos sabido superar las ausencias de Antonio González, Rafael Heredero o David García", apunta Guzmán, quien estima que lo ideal sería que la liga "finalizara en abril o mayo".

El CRAP prepara la contienda frente al Arquitectura, que marca el inicio de la segunda vuelta. Los técnicos advierten de la dificultad que presentará el rival en la Ciudad Deportiva el próximo ocho de enero. "Se trata de un contrincante que va consolidándose en la categoría", aseveran, conscientes de que el objetivo de la tercera plaza pasa también por no fallar en el inicio de la segunda vuelta de la competición.