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Granada b-cádiz

La ambición impone la ley de la victoria (0-1)

  • Un gol de Jona en la segunda parte rubrica el excelente trabajo colectivo de un equipo que tira de oficio para lograr su quinto triunfo consecutivo y seguir a un punto del liderato a la espera del duelo aplazado ante el Jaén

Mejor no ha podido empezar el Cádiz la semana fantástica en la que ha de cruzarse contra tres rivales directos en la pelea por el trono del grupo IV. El primero de ellos, el Granada B, se convirtió en una víctima más de la voracidad de un equipo que no conoce límites y que ayer rubricó con oficio y autoridad la quinta victoria consecutiva cocinada con los ingredientes de la paciencia, el esfuerzo y la eficacia suficiente para sumar tres puntos frente a un rival que no lo puso nada fácil. Jona, providencial una vez más, marcó mediada la segunda parte sólo cinco minutos después de saltar al césped. Aunque el único gol del partido llevó su firma, por encima de todo sobresalió el trabajo colectivo de un equipo con mayúsculas que sólo sabe ganar en 2015 y además no recibe un solo gol. Un equipo que sabe sufrir, que madura los partidos hasta asestar un golpe mortal que no encuentra la respuesta de su oponente.

 

Una primera mitad equilibrada, escasa tanto en fútbol como en ocasiones, dio paso a una segunda con un aplastante dominio de los amarillos, que sólo pasaron apuros en el tramo final. Una semana más, el Cádiz sacó el rodillo tras el descanso y no dio opciones a un rival que ahora se queda ocho puntos por detrás en la clasificación. La prioridad en la 24ª jornada era capturar los tres puntos. Lo de menos ayer era coger un liderato que, ahora sí, queda en manos los gaditanos. Un empate el miércoles en casa contra el Jaén basta para arrebatar el puesto de mayor privilegio al UCAM Murcia, el siguiente en pasar por el estadio Carranza el primer domingo de Carnaval.

 

El entrenador lo había avisado. Tres partidos de máxima exigencia en ocho días abría la posibilidad de movimientos en el once para dosificar a los jugadores. Dicho y hecho. Claudio Barragán dejaba en el banquillo al máximo goleador del grupo IV, Jona, una novedad que no eclipsaba el estreno oficial de Hugo Rodríguez, inquilino de la banda izquierda aunque después intercambiaba posiciones con Migue García, de inicio ubicado en el costado derecho del ataque, mientras que Fran Machado ejercía funciones de enganche en la zona de tres cuartos. Garrido regresaba a la medular como acompañante de Navarrete, titular por segundo partido consecutivo, al igual que Óscar Rubio en el lateral derecho.

 

Les costaba entrar en juego a unos y otros. El balón no tenía dueño, iba de un lado a otro sin control y lo único que aparecían en el arranque del partido eran las cartulinas. Tres  en apenas 11 minutos (dos para los visitantes y una para los locales).

 

Las acciones a balón parado emergían como único recurso de penetración en las áreas en los albores del encuentro. Después de varios intentos de los anfitriones, avisaban en el 12 los amarillos -ayer con camiseta negra- con una falta colgada que acababa en las manos de Dimitrievski. La primera aproximación peligrosa en jugada del Cádiz la protagonizaban Migue García y Hugo Rodríguez a los 16 minutos con un preciso servicio del jiennense al punto de penalti despejado por un zaguero cuando el gaditano se disponía a rematar.

 

En el 19 era el filial el que veía muy cerca el gol merced a  un cabezazo de Bravo a la salida de un córner que sacaba Óscar Rubio con el pecho. El partido, frío como la temperatura empezaba a abrirse. Los jugadores de Claudio  hallaban espacios en tres cuartos y en las bandas. Airam bajaba a recibir de espaldas y distribuía a uno y otro lado.

 

Los gaditanos pisaban más el área y en el 25 se producía una de esas jugadas que nunca se pitan pese a la claridad de la acción. Migue García y Dimistrievski saltaban dentro del área en busca de un balón aéreo que atrapaba el portero con comodidad a la vez que propinaba una patada en la espalda al extremo con los tacos de una bota. Penalti de libro a favor del Cádiz que el árbitro no señalaba, uno más en las últimas jornadas.

 

Una vez descifrada la clave para hallar el punto débil del adversario, quedaba lo más difícil: el gol. Airam lo rozaba al filo de la media hora con un cabezazo que se marchaba fuera en la oportunidad más clara de los amarillos, que no conseguían poner el balón entre los palos en la primera mitad salvo un lejano intento del canario atajado por el arquero local. 

 

La aparente debilidad defensiva de los rojiblancos contrastaba con un enorme potencial ofensivo que en cualquier momento podía causar un destrozo. Machís, el más incisivo de los canteranos del Granada, se colaba solo hasta la cocina pasado el minuto 30, pero se escoraba demasiado y Aulestia tapaba con oficio para repeler con un pie el remate del extremo en la oportunidad más clara del acto inicial. Una vez más, como en La Rodao contra el Marbella, una intervención del vasco evitaba que el contrario inaugurase el marcador.La primera parte moría con el marcador intacto pese a una contra mortífera del Cádiz no aprovechada por Hugo Rodríguez, que disparaba solo con la izquierda -su pierna mala- ya dentro del área pero con el punto de mira desviado. Todo quedaba por resolver en la segunda mitad.

 

Los hombres de Claudio disponían de 45 minutos para ir a por una victoria de oro. Salían con las pilas cargadas, pero su asedio a la portería no terminaba de dar frutos. Hugo lo intentaba con un par de centros abortados por la zaga local. El Cádiz tenía la pelota, dominaba el tempo del partido, mientras los anfitriones se protegían atrás y se abonaban al contragolpe con Bravo, Machís y Success -hasta que era sustituido- como estiletes que obligaban a la defensa a estar con los ojos bien abiertos.

 

Claudio movía piezas al dar entrada a Jona en lugar de Migue García para buscar el triunfo con dos delanteros en la última media hora. La entrada del pichichi desplazaba a Fran Machado a la banda izquierda.

 

Los minutos corrían en medio del aburrimiento hasta que  en el 66 un contra mortal del Cádiz la culminaba Jona con un testarazo perfecto junto a un palo. Fran Machado, que había recibido de Navarrete, servía desde la izquierda al corazón del área y el malagueño, que sólo llevaba cinco minutos sobre el césped, no perdonaba en su primera tentativa.

 

El partido se ponía de cara para los gaditanos, con 0-1 a falta de 24 minutos en los que debía debía trabajar a destajo para conservar tres puntos de un valor incalculable. Los jóvenes locales se rebelaban contra el destino y a punto estaban de empatar un minuto después, pero el derechazo de Machís desde el borde del área pequeña que se perdía por encima del larguero de manera milagrosa.

 

Con el Granada B volcado en busca de la igualada, los visitantes encontraban espacios para resolver una contienda abierta hasta el final por la falta de acierto. En el 71,  Dimitrievski le ganaba el mano a mano a Jona, que intentaba sin éxito una vaselina que reproducía ocho minutos después con idéntico resultado.

 

El Cádiz no daba la puntilla y si ganaba era por la mínima. Le tocaba sufrir en la recta final. De hecho, le costaba retener la pelota y daba un paso atrás frente a un rival enredado en un quiero y no puedo. Metía miedo en el último arreón el Granada B, pero el guión no variaba un ápice y la victoria caía del lado de un Cádiz que no tiene freno.

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