El futuro de Robinho sigue sin aclararse a pocos días del cierre del mercado. Cada hora que pasa, en el club madridista va tomando más fuerza la opción de quedarse con el brasileño y rechazar la propuesta del Chelsea, que no ha llegado a los deseados 40 millones de euros.

Mientras que en el club inglés existía el convencimiento de que Robinho viajaría el jueves a Londres a pasar reconocimiento médico y se llegó al punto de vender camisetas del Chelsea con su nombre, los acontecimientos han ido complicando el traspaso.

El delantero brasileño del Real Madrid afirmó ayer en declaraciones al programa de televisión Globoesporte que las negociaciones de su fichaje por el Chelsea siguen abiertas. "Tengo contrato con el Real Madrid, pero estamos en negociaciones con el Chelsea. Yo ya manifesté cuál era mi voluntad y ahora estoy negociando", explicó Robinho en una entrevista telefónica.

El delantero se refirió además a las informaciones aparecidas en algunos medios españoles, en las que se afirmaba que tendría que pedir perdón públicamente a la afición madridista por flirtear con el equipo londinense.

"Mucho de lo que está saliendo no es verdad. Esto de que tendría que pedir disculpas no es cierto", afirmó el futbolista, de 24 años.

Las declaraciones de Robinho en los últimos días sorprendieron en las oficinas del Bernabéu y las primeras reacciones fueron las de desprenderse de un jugador que afirmó no ser feliz en el Real Madrid, donde dijo que nunca llegará a ser "el mejor futbolista del mundo".

Ese pensamiento lo sigue manteniendo la dirección deportiva, que a día de hoy desea trasladar a Ramón Calderón la comparación del caso Robinho, con el protagonizado por su compatriota Ronaldo, cuando Fabio Capello se mostró convencido de recuperarle y meses después fue traspasado al Milán por menor valor que si lo hubiese hecho en verano.