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balonmano mundial de francia

Primera desde la defensa

  • España se impone con claridad a Eslovenia con otra lección de solidez y rapidísimas transiciones

  • Balaguer, clave para romper en ataque

El extremo Valero Rivera intenta burlar la salida del guardameta esloveno Lesjak.

El extremo Valero Rivera intenta burlar la salida del guardameta esloveno Lesjak. / GUILLAUME HORCAJUELO / efe

La selección española de balonmano se medirá este sábado con Brasil en los octavos de final del Mundial de Francia tras imponerse este jueves por un contundente 36-26 a Eslovenia, en un encuentro en el que ofreció toda una lección defensiva.

Un espectacular trabajo que no sólo permitió al conjunto español tomarse la revancha de la derrota que encajó ante los eslovenos en el preolímpico y que le costó el billete a Río, sino que, además, permitirá a los de Jordi Ribera evitar a Francia hasta una hipotética final.

No obstante, a España le costó arrancar, como si estuviese todavía anclada en la ciudad sueca de Malmoe, en el fatídico partido del preolímpico en el que los Hispanos tan sólo lograron anotar dos goles ante los eslovenos en los últimos veintitrés minutos de la segunda mitad.

Ni Dujshebaev, ni Sarmiento, ni el infalible Valero Rivera, que falló un penalti, eran capaces de superar a la defensa eslovena. Tuvo que ser un debutante, el extremo David Balaguer, que no vivió en persona la pesadilla vivida en el preolímpico, quien acabase por espantar definitivamente con los fantasmas que atenazaban a España.

De la mano de Balaguer, la selección encontró la forma para romper la defensa eslovena, un remedio ya clásico dentro del recetario español: velocidad, velocidad y velocidad.

Un ritmo que España aumenta todavía un punto más, gracias a su actividad defensiva y a sus rápidas transiciones. Sin dar tiempo casi a colocarse a la defensa eslovena, el conjunto español encontró las facilidades ofensivas de las que no había gozado hasta entonces. Al descanso ya llegó España con una apreciable renta (18-10) ante una Eslovenia a la que ni le valió atacar con siete jugadores de campo. Una solidez defensiva que España, pese a su notable renta, no rebajó en la segunda mitad y a la que contribuyó el buen hacer del portero Rodrigo Corrales.

España: Corrales; Balaguer (7, 2p), Dujshebaev (1), Sarmiento (3), Cañellas (4), Ángel Fernández (4) y Aginagalde -equipo inicial-, Pérez de Vargas (ps), Gurbindo (1), Rivera (6, 2p), Víctor Tomás (1), Entrerríos (4), Morros, Gedeón Guardiola (3), Goñi (2) y Figueras. Eslovenia: Skok; Marguc (6, 1p), Miklavcic (1), Gaber, Mackovsek (1), Cingesar y Bezjak -equipo inicial-, Lesjak (ps), Blagotinsek (3), Henigman (1), Kavticnik (2), Janc (3, 1p), Dolenec (4, 1p), Poteko (1), Kodrin (2) y Zarabec (2) Marcador: 0-2, 3-3, 7-5, 11-8, 15-9 y 18-10 (descanso), 21-11, 24-13, 26-18, 29-21, 32-23 y 36-26 (final). Árbitros: Geipel y Helbig (alemanes). Excluyeron por dos minutos a Morros, Sarmiento y Goñi (2); y a Blagotinsek, Henigman (2) y Poteko por Eslovenia. Incidencias: Pabellón Les Arenes de Metz, unos 5.000 espectadores.

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